Junto al recelo está el espantoso abrigo del prejuicio. Hay personas que prefieren ser sentimiento tóxico antes que evolución.

Creo que el desahogo histérico es el desesperado grito de la involución. Arremeter contra otra persona, por la cara, es pregonar nuestra ignorancia reconocida en absurdas verbosidades. La cólera desencadena sentimientos inabordables... Vamos a ver, la vida es un perfume valioso, y por supuesto cada uno tiene su aroma. Pero de ahí a decir que alguien huele a «maricón»...

Pues sí, señoras y señores, en las barras de los bares florecen las palabras que son prendimiento de daño. ¡ Qué triste es ver que en pleno siglo XXI sucedan cosas así! Siempre he pensado que junto a la espada está la lucha, pero junto al puñal está el daño, sí, el mismo que hacen los que son polvo de ignorancia sumidos en el prejuicio. Lo del vivir y dejar vivir, para muchos, es carcajada maligna obsesionada con la liberación de sus propios fantasmas. Vivir ofuscados junto al esqueleto de la crítica es juzgar sin justeza a todo bicho viviente, lo mismo les da decir que «fulano huele a maricón», que «mengana parece una...». Y se quedan tan anchos; ya lo creo, ya.

La mayoría de las cosas ilógicas se hablan con voz convulsa. No sólo se encrespa el pelo, también se encrespan las personas, muchas buscando atención pueden llegar a ser crueles. Hay personas tan enjutas culturalmente que piensan que al decir que «alguien huele a maricón» están teniendo una conversación de la leche. Sí, la ignorancia es tan poco decorativa, que siempre necesita de los chascarrillos 'valerosos' que hacen reír a los tontos de turno. Quisiera creer que estar en Europa es una motivación, pero a veces tengo mis dudas; dudo que en Francia, Alemania, Holanda, alguien diga que un ciudadano huele a «maricón». Entonces, díganme, ¿somos europeos?

Las personas que no saben que el oído no se presta a cualquiera, deberían saberlo. El entendimiento sólo nace junto al anhelo de la sabiduría, la misma que aniquila con voz propia a todas las personas que no saben respetar a los demás. Hay cosas que se maduran con el prodigioso concepto de la universalidad; igual es el momento de buscar la palabra en el diccionario.

El techo de Europa no admite la absurdidad de los prejuicios; de antemano creo que son la manifestación precaria de las personas que no ven la grandeza de la diversidad.