Todo el mundo tiene una opinión sobre la Feria. Pero tal vez la más estrambótica sea la del alcalde, que cree que ha sido un éxito. No tenemos stand en la Feria de la Autocrítica. El concepto fiesta, diversión y desconexión casa mal con lo extenso. Por definición, lo bueno tiende a ser breve. La Feria ha estado muy bien pero ha sido demasiado larga, o sea, no ha estado tan bien. Cabe un alfiler. Se ha colgado el cartel de sí hay billetes.

Hay gente para todo y hay gente que incluso en lugar de participar en la Feria se ha dedicado a describirla, lo cual es ya una fiesta de vocación literaria pero un mirar un tanto extraño e inadaptado. Yo mismo, tan inadaptado como el que más, me fui un día de crónica y acabé escribiendo una feria. La Feria ha sido tan larga que hasta los periódicos nos hemos hecho un lío y hemos empezado a hablar del ecuador, la Feria pasa el ecuador y tal, cuando en realidad aún era lunes o martes y no se había llegado al tal ecuador, que como todo el mundo no sabe significa la mitad.

Estamos cerca del ecuador de esta columna deslabazada, de estas notas agosteñas de regreso pero aún queda espacio para unas cuantas ideas, aunque ya aconsejara Umbral que lo ideal era una idea por columna y ya luego dar vueltas sobre ella. Es una torpeza y un sinsentido cortar la música, la Feria de día, a las seis, en plena calor. Faltan pastores dando zurriagazos a las masas para enchiquerarlas en los baretos oscuros.

El año que viene para enriquecer el desfile que cierra la gran fiesta, ese procesionar de moros y cristianos que conmemora la toma de Málaga por los Reyes Católicos, proponemos que para una mayor representatividad se incorporen representantes de esta Málaga feriada y feriante.

Desfilarían un cónsul, un belga, el dueño de unos apartamentos turísticos con un fajo de billetes en el bolsillo, un camarero extenuado, dos casados que hayan venido de despedida, un camarero, un carterista exhibiendo botín, un par de croquetas; el tío que cuenta cuanta gente pasa por calle Larios, un concejal de mano amputada de tanto saludar, una botella de Cartojal disfrazada de humano, un caballista, la miss y el míster, el abanderado, una biznaga subida en carricoche y el director de una sucursal de banco enarbolando los créditos que ha dado a sus clientes para que pudieran enferiarse. Vecinos sin dormir, un conductor de ambulancias, penitentes, un pregonero y los Reyes Magos. Y hasta un representante de los que hayan vivido y dejado vivir, bebido y dejado beber. Y un nota del sindicato de jartibles pidiendo un día más de Feria. Y otra ronda.