El Gobierno andaluz no ha gestionado bien la crisis abierta por la listeriosis, con 204 afectados, tres muertos y cinco abortos. La carne mechada ha sido dinamita para el Gobierno andaluz; le ha estallado en la cara. La carne mechada debe su nombre a los mineros cuando hacían agujeros, 'mechar', por donde introducían los cartuchos de dinamita en las paredes de la mina. Las males artes, el escaso oficio o vaya usted a saber qué de Magrudis, la causante de la listeriosis, ha llevado al Gobierno andaluz a un creciente estado de nerviosismo y con la oposición llegando a la yugular de Moreno Bonilla. El presidente debe dar explicaciones en la Cámara andaluza.

El propio presidente Moreno reconoce fallos en la comunicación, pero nada más. Incluso afirma que la gestión de la crisis puede ser un ejemplo para España y el mundo mundial. Moreno Bonilla no necesita abuela, le basta con tener a su lado y bien arropado por su consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, que llegó a afirmar que la gestión de la crisis había sido impecable. No seré yo quien le quite al señor Aguirre su cara de satisfacción ni poner excusa alguna a este astuto señor que llegó a la política cual elefante en cacharrería. Un señor tan campechano en su cercanía a los ciudadanos que a una mujer que abortó a causa de la infección le dijo, con esa amplitud de sonrisa que llena toda la pantalla, que cuando nazca el siguiente le llame porque le gustaría hacerse una foto con el nuevo retoño. La sensibilidad de este señor por las desgracias ajenas, que reiteró en la Cámara andaluza haber gestionado de forma impecable la crisis, evidencia su incapacidad para estar cerca de quienes sufren.

Y no se ha gestionado bien porque la Junta se enteró tarde y mal del problema, adoptó medidas cuando la listeriosis ya había elevado número de afectados, minimizó el impacto, se sucedieron las contradicciones y, sobre todo, fallaron los controles en una empresa, Margrudis, que en las declaraciones de su gerente aparece ser la afectada y no la causante de la crisis alimentaria. Si a ello le añadimos la confrontación de las dos administraciones, Ayuntamiento de Sevilla (PSOE) y Junta (PP, Cs y Vox), la situación empeora. Lo que importa es saber qué ha fallado y no que se tiren los tiestos las administraciones y los partidos. Puesta en marcha la maquinaria judicial habrá que esperar que haya luz donde ahora hay tinieblas. Si hay tres muertos y 5 abortos, ¿cómo es que ha funcionado, señor Aguirre?

Lo único que en verdad importa es el poder. Es lo que se desprende del juego a que nos tienen sometidos el PSOE y Unidas Podemos; juego barriobajero, con jugadas sucias, dobles verdades y escaso respeto al votante. La previsible negociación de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para la investidura del primero parece llamada al fracaso. El líder de Podemos puede que apoye la mayor de las 300 medidas que Pedro Sánchez le pondrá sobre la mesa pero a continuación le dirá: «Todo es mejorable pero con un gobierno en coalición», pero Pedro Sánchez no está por la labor. Item más: Iglesias pide, ahora, una coalición como la que rechazó en julio. El PSOE será, ahora, quien diga no. Los socialistas tienen todo muy claro: o gobierno en solitario o elecciones. Los órdagos en política tienen su tiempo y Unidas Podemos no supo aprovecharlos. ¿Cómo se entiende que un partido con apenas cinco años de existencia, siempre en la oposición, perdiera la oportunidad de Gobernar con una vicepresidencia y tres ministerios? Que lo explique Iglesias. Y, si no, los ciudadanos lo harán en las urnas. Al tiempo.

Pablo Casado tendrá, pues, una segunda oportunidad, Vox mediante.

P.D. (1) Vox, gracias al senador andaluz Alcaraz, veta una declaración institucional de apoyo a los a los afectados por los incendios de Canarias. Casado y Rivera que tienen a Vox como socio preferente dan la respuesta por callada, haciendo mutis por el foro.

(2) Santiago Abascal cada vez que abre la boca rebuzna. Dijo tal cantidad de burradas y barbaridades en el Congreso, adobado todo ello con mentiras y falsedades, que se impone su marginación. Abascal (Vox) es el socio preferente de Casado, de Rivera y de Moreno Bonilla. Los tres miran para otro lado.