Estamos altamente acostumbrados a ver como en todos los ámbitos y órdenes de la vida se intenta silenciar voces cuando son molestas; evitar que la verdad vea la luz cuando la misma puede comprometer a quienes engañan, o intentan hacerlo, a personas y colectivos que dirigen o gestionan bajo la opacidad más extrema pero que con una verborrea que dominan a la perfección procuran convencer, y así tal vez lo consiguen durante tiempo ante quienes ellos consideran inferiores, o peor todavía ignorantes, que se creen a pies juntillas lo que se les dice, hasta que alguien no se achanta y les pone en solfa sacando a la luz la verdad y las sombras y espacios grises que tales individuos; manipuladores donde los haya y con peores más que malas artes, intentan desprestigiar mediante las más despreciables y miserables difamaciones a quienes procuran poner sobre la mesa las irregularidades que han cometido y seguirían cometiendo si no se les parara los pies; vienen ejerciendo cuyos hechos llegan a ser delictivos. Por ello, pudiendo dar testimonio de que es así por haberlo vivido, cuya experiencia enriquece y fortalece los valores y principios del ser humano tales como la dignidad y la honestidad y cuantos más hacen libre al hombre, animo a luchar por no permitir que nadie, absolutamente nadie, silencie voz alguna bajo coacciones o cualquier otra canallesca práctica mediante la que intenten evitar que la verdad vea la luz.

Antonio Giménez López

Málaga