La expresión 'caza de brujas' se aplica hoy a cualquier persecución desatada contra un colectivo por razones políticas o morales, pero la emprendida por el párroco católico norteamericano Dan Reehil contra los libros de Harry Potter es una caza de brujas de verdad. En realidad el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería es un centro de alta formación en brujería, por lo que las obras de J. K. Rowling, premio Príncipe de Asturias de la Concordia, no pretenden engañar a nadie. La cuestión estriba en si los hechizos pueden funcionar de veras, y, caso de regresar a nuestras vidas, hacer peligrar el monopolio sobre los prodigios que tanto le había costado conquistar a la Iglesia entre mediados del S. XV y mediados del XVII, periodo álgido de la genuina caza de brujas. Un patrimonio histórico a defender con hogueras si hace falta, debe de pensar el párroco (no desautorizado por la jerarquía).