Una cosa es la geografía física y otra la humana. Hay dos Estados Unidos, por ejemplo el que persigue con todo celo culpas del pasado (Allen, Polanski, ahora Domingo) y el que consiente estar presidido hoy por alguien que alardeó de acosador («si eres famoso puedes hacer de todo, cogerlas por el coño...»). Pero hay también dos Francia, dos Reino Unido, dos Alemania o dos Italia. Desde luego hay también dos España, por ejemplo (cambiando por completo de tema) la que se siente orgullosa de su pasado, tropelías incluidas, y la que de un modo u otro lo deplora, glorias también. Así que hay dos de todo, lo cual no es tan raro teniendo en cuenta que hay también dos de cada persona: por ejemplo, uno puede pensar un día que la llamada conquista de América fue una gesta memorable, enlutecida por la leyenda negra, y otro que gracias a esa leyenda sabemos de otra realidad y de sus víctimas.