Hablemos de las ONGs, Organizaciones Neogubernamentales, porque no hay ni una que no esté subvencionada, y sus asaltos en plena calle con el arma de la palabra, como si se tratara de la secta de los Niños de Dios, ¡ay! Los Testigos de Jehova instalan su photocall, se plantan y quien quiere se les acerca y no molestan a nadie. Pero los neogubernamentales, no. «¿Tienes un minuto?», te espetan con una sonrisa forzada, aun sabiendo que no será un minuto, y así.

La cena en esta ocasión es con Emilio Triviño y Ada en el Beach House de Marbella, restaurante al borde del mar, cerca del Hotel Don Carlos, y la verdad es que salimos satisfechos. Lo que sí hay que hacer, como en otros muchos restaurantes, es sortear la carta de vinos, porque algunos instalan trampas de elevados precios que hay que sortear como un infante en la pista americana. En cambio, en Casa María, en Ronda, Plaza Ruedo Alameda, uno no pide sino que te traen los platos que el dueño estima, muy bien concebidos, la verdad.

Pero si el buen yantar es salud, en Quirón implantan la masculinización de la voz, lo que necesita más de uno que dejó el perro y se quedó con la flauta. Lo que no debe ser es que llames para una cita del especialista y te digan que ya te devolverán la llamada. El paciente quiere la cita ahora, que ponga la empresa más operadoras, no una máquina, eso de ahorrar dinero a costa del cliente está pero que muy mal. Se valen de que todo lo que sea tecnológico suena tan moderno que hasta debe ser progresista.

Ahora, que la cara que tienen los comunistas estos días es de espanto, critican a PP y Cs de pactar con Vox, el trifachito le llaman, que hasta ahí llegan, y ellos aplaudieron el pacto de papá Stalin con Hitler, asesinos ambos de millones de seres humanos de todas las banderas, razas y religiones, dos genocidas sin parangón en la historia de la Humanidad; Pol Pot, también comunista, está muy por detrás, con «solo» un millón de víctimas. Los discursos de Pasionaria defendiendo el pacto Ribbentrop-Mólotov, del 23 de agosto de 1939, son interesantes de recordar ahora, en el ochenta aniversario de aquella ignominia. Es lo que pasa con los que hacen del ateísmo una religión.

Y es que la relación de algunos con la violencia es pegajosa, sino ¿cómo se explica que el ex presidente Puigdemont reciba en su guarida al cofundador de la banda terrorista Terra Lliure, Fredi Bentanachs?, o que Colau intente justificar y restarle importancia a la ola de violencia criminal que se traga Barcelona como un tsunami. Sin embargo, la Fiscalía General no da a luz ninguna propuesta de reforma legislativa con el endurecimiento de las penas para los delitos leves de hurto de los multirreincidentes. La Memoria del Ministerio Público se le entregó esta semana al Rey y al presidente del Gobierno, así que todos tranquilos, no hay de qué preocuparse. ¿Cómo no van a existir los angry white man, los hombres blancos enfadados?, término acuñado por el sociólogo Michael Kimmel. Los profesionales del establishment que hacen las cosas tan rematadamente mal son los que alimentan el populismo y después lloriquean por los medios a golpe de talonario.

Y la banda narcoterrorista de las FARC, con Iván Márquez y Jesús Santrich, cabalga de nuevo. Lo mismo que aquí el Vaca, ya en la calle, pero eso sí, María Esther está muerta. «No te deseo ni la mitad del daño que nos has causado», acaba de decir una familiar de la víctima, allá en Arriate, cargada de sentimiento y razón. Qué barato sale matar, pero ese es el precio que ponen en las leyes quienes elegimos en las urnas, no lo olvides.

Menos mal que nuestros males acaban aquí, porque ahora el mercado de Atarazanas, según The Guardian, está entre los diez mejores del mundo. El CAC cerrado, pero el mercado central en todo lo alto, alcalde. Y me emociono cuando veo en la pantalla a Concha Andreu, socialista, presidenta de la Rioja, en su toma de posesión el pasado 29 de agosto con su mano derecha sobre el corazón. Esto de la mano en el corazón ha calado, queda tan mono. Escribió con otra puntería Gabriel y Galán:

No piense nunca el llorosoque este cantar doloridoes un capricho tejidopor la musa de un dichoso.