'¿El principio de no contradicción?', por Xus D. Madrid

Por mucho que el ministro Marlaska ante las manifestaciones antisistema producidas en Biarritz a raíz de la Cumbre de los G-7, haya intentado poner tierra de por medio diciendo que cada cual tiene derecho a manifestarse para defender otras formas de entender el desarrollo social, la actuación al frente de la denominada contracumbre de EH-Bildu, Esquerra Republicana de Cataluña y Unidas Podemos no tiene justificación alguna. Diputados del propio Podemos, afirmaron que no veían incompatibilidad entre intentar poner patas arriba la Cumbre, en la que participaba el propio Sánchez, y luego querer gobernar con él. Por su parte otros como Otegi y la prófuga de la justicia, Marta Rovira han sido destacados cabecillas de la contracumbre. Estas formaciones no conocen siquiera el principio de no contradicción y han demostrado que son capaces de supeditarlo todo en aras de sus intereses particulares. Sin embargo, el PSOE de Sánchez, que aspira a gobernar para todos y a ser referencia de la socialdemocracia europea debería cuidarse de determinadas compañías, porque teniendo como amigos a populistas de extrema izquierda, separatistas y filoetarras no necesita enemigos.