Vuelvo a la película de Tarantino, que sin duda marca la nueva temporada, para resaltar su talento soberano en la misión (literaria) de sortear tabúes, praxis que en estos tiempos tal vez acabe fraguando en género. Los americanos necesitan exorcizar las derrotas (como en aquel regreso a Vietnam de Rambo), y ya que la masacre a manos de la Familia Manson se cargó los sueños de entonces, una especie de Rambo toma ahora venganza. Respecto al héroe, que encarna Brad Pitt, se sabe poco de él, aunque le rodea una nefanda sospecha: no de practicar violencia de género, sino de que directamente hubiera asesinado a su mujer. En cuanto al tabú sobre el ahora innombrable Polanski (que sale), lo sortea con una secuencia sobre la verificación de la edad de una posible menor tan inverosímil en su contexto histórico que se vuelve parodia. Un posible subtítulo: Tarantino se cisca en las censuras.