El concejal de Movilidad de Málaga, José del Río, dice que «el Ayuntamiento de Málaga está insatisfecho con las empresas de patinetes». Alabado sea el señor. El señor del Río, en concreto. Al fin alguien (del Ayuntamiento) dice algo sensato sobre este asunto.

Muy rápido: los patinetes están muy bien para desplazarse pero no pueden ir por la acera. Por el carril bici o por la carretera o por donde quieran, pueda y se les permita, sí. Pero no por las zonas peatonales. Va uno asustado, carajo, va uno asustado si lleva niño. O solo. Van asustadas las viejas y los chaveas, van acojonados los sastres y comerciantes, las amas de casa y los oficinistas, los cafeteros, carteros y viandantes de todo pelaje y condición. Cuidado, illo, un patinete. Y los patinetes zumbando te pasan por el lado. Que te pille un patinete es una buena forma de quitarte de fumar. Te mueres y ya no fumas. Montar en patinete engorda. Ya no andas. Me encantan los patinetes, son bellos, elegantes, como cisnes. No contaminan, quitan tráfico, vas rápido y da gusto desplazarse con ellos de un lugar a otro.

-Que sí, que sí, oiga, pero por la acera no.

No es tan complicado. Pero el Ayuntamiento no reacciona. Meses de observancia desidiosa. Meses pensando algo. Ahora va un edil y suelta una perla. Ahora vendrán meses de proverbial indecisión. Y los patinetes dando el coñazo por Especerías, Larios, Compañía, Granada, etc., etc. Y los carriles bici muertos de asco y pena y polvo e infrautilizados en algunas zonas.

El Ayuntamiento anuncia, al fin, que habrá una ordenanza en octubre sobre los patinetes. Esperemos que tal norma no patine. Como será el asunto patinetero que hasta los de espíritu más anarquizante estamos pidiendo normas, ordenanzas, leyes. Hasta que no haya ordenanza hay que animarse y putear al Ayuntamiento, quejarse, denunciarlo, pedir indemnización. No se enteran. No es este el único problema de movilidad que trae de cabeza al Consistorio, que tiene en vilo a los vecinos de Cruz de Humilladero, que no entienden por qué el alcalde De la Torre no les habla. No dialoga con ellos. No quieren la zona azul, el SARE, que el Ayuntamiento está imponiendo manu militari. Lo más fácil sería aparcar la iniciativa, o sea, olvidarse de que haya que pagar para aparcar, dicen algunos. Otros opinan que la rotación aparcamentística beneficia al comercio y resulta más fácil encontrar aparcamiento.

Muy municipal eso de dejar que los problemas se vayan pudriendo o solucionando solos. Con paciencia para matar de aburrimiento o hastío al oponente. Política de patinete.