Las danas van a su bola. En cierto modo son imprevisibles. La meteorología nos dice que no las llamemos gotas frías, porque no siempre son ni gotas ni frías. La DANA, un acrónimo que nos suena a nombre de mujer -aunque así se llamaba Dana Andrews, el actor americano que protagonizó películas tan negras como Ángel o diablo o Laura, ambas del gran Otto de Preminger- significa Depresión atmosférica Aislada en Niveles Altos. Parece facilón jugar diciendo que si las danas están aisladas en la soledad de lo más alto de la atmósfera terminarán con depresión, pero la cosa, para desgracia de parte de Almería y del resto del levante español, no tiene ninguna gracia. La dana ha traído dolor y fango. Aún están lloviendo lágrimas. Ha segado vidas. Y riadas de barro y basura han arrasado lugares tan tranquilos y hermosos como el camping del Cabo de Gata, ese rincón tan tranquilo y también tan hermoso de Andalucía, donde una vez acampé...

Tormenta

El Mediterráneo está acostumbrado a las mal llamadas gotas frías. Por eso no se asombra por estos fenómenos que, quizá, para la Naturaleza son normales. Como lo fue la separación de los continentes, la desaparición de los grandes saurios e incluso el big bang. Para nosotros -seres humanos crecidos en el proceso de selección natural por encima de las demás especies hasta niveles, cuando miro la vulnerabilidad de mi bebé de ocho meses, para mí inexplicables-, que las danas se comporten de manera tan extrema y que eso se empiece a convertir en algo habitual más que es preocupante. No sé si es literatura hippie aquello de decir que la Naturaleza avisa para que reflexionamos sobre cuánta culpa tenemos, por ejemplo, en que haya menos árboles enraizados que sujeten los suelos ante las riadas, menos basura acumulada en su camino, arroyos mal embovedados, construcciones inconvenientemente levantadas en sus cauces de escorrentía o en sus márgenes inundables, contaminación acumulada desequilibrando la atmósfera, plástico en los océanos, incendios en el Amazonas, cambio climático en suma que sólo funciona como resta.

Avisos

Pero avise la Naturaleza o no, nos conviene no olvidar lo pequeños que somos con toda nuestra tecnología avanzada, aun creyéndonos los gigantes de la evolución, ante los fenómenos atmosféricos y sus consecuencias. Ojalá sepamos frenar un crecimiento que nació sin freno, ya que no podemos evitar, siquiera, que una corriente de aire templada que sale del mar choque con una fría que venía hacia él y, ante su empuje e incapaz de atravesarla, la corriente de aire caliente se eleve por esa fría pared invisible de aire frío hasta las zonas altas de la atmósfera y se quede allí, aislada, sola, esperando su momento crucial formando una tormenta que, cuando se dan las condiciones adecuadas de presión y temperatura, se convertirán luego en nuestra peor pesadilla...

Kooza

Como la ola gigante de la película La tormenta perfecta. Esta semana en que ya hemos olido la lluvia que advierte, pese al malagueño verano de septiembre, que también llega el otoño, me he acordado del rostro de George Clooney caracterizado como patrón del pesquero Andrea Gayl mirando esa montaña azul de agua salada antes de lanzarse a escalarla: No nos dejará pasar, masculla entre dientes. Sale el sol en plena marejada. Parece que todo se va a calmar. Pero luego se nubla... Me encontré a Javier (el más guapo de los dos hermanos Banderas, como siempre digo) y hablamos de temporales en mar abierto. Ambos asistíamos al estreno de Kooza, el hermoso espectáculo del Circo del sol que se puede disfrutar en Málaga hasta octubre. En la vida de Javier la competición de la vela se ha convertido en una afición apasionante. Pero llegaron a romper un mástil con la mar brava y mal viento. Bajo la artística carpa de franjas azules y amarillas se siente uno no sólo fascinado por la excelencia de los equilibristas, que sustancian junto a los payasos este nuevo espectáculo, también mucho más seguro que en mar abierto cuando la naturaleza avisa...

Antonio

También en octubre Antonio Banderas levantará su telón. No sé hasta qué punto somos conscientes de lo que nos supone el militante malagueñismo del actor más cofrade y victoriano de Hollywood. Málaga debe aplaudir una iniciativa tan culturalmente valiosa que, ojalá, además le vaya bien empresarialmente a nuestro Picasso del cine. Haber visto esta semana en el Festival de Venecia (donde presentaban juntos la película The Laundromat: Dinero sucio, de Soderberg) a Gary Oldman y a Meryl Streep canturreando A Chorus Line, ambos moviendo pierna al ritmo de Antonio Banderas mientras coreaban la palabra Málaga, es algo que sería prácticamente imposible sin Antonio de por medio. Pero ahí está el tío. Y en calle Córdoba su teatro. Donde antes estuvo el teatro Alameda y donde antes del Alameda también hubo circo y antes un estanque con barquitas y antes, poco después del estreno de los Lumiere, el cine Pascualini. Hoy es buen día para recordarlo... Porque hoy es sábado.