Eso no es noticia, hombre. Que un grupito de ultras peguen voces y les chafen la última peli de Amenábar a quienes la estaban viendo en un cine de Valencia no puede ser noticia de portada. Darles ese protagonismo a unos gritones por el mero hecho de autodenominarse plataforma política España no sé qué no es serio. Lo que hay que hacer es llamar al portero del cine, como se ha hecho toda la vida, y luego a la policía si no le hacen caso. Hay demasiada ideología en darle relevancia de primera a un asunto de tercera, y no hay tanto facherío, como dicen quienes se la dan, en quienes no quieren dársela. Qué empacho «ideopocológico». Y qué gran figura la de Unamuno. Sus dudas, sus íntima honradez, su profundidad cultural, su sentido cívico, su manera de ser vasco, su idea de España, su Niebla y su sentido trágico de la vida son muy necesarios. No sólo hay que centrarse en aquel momento concreto de su existencia en que se centra Amenábar, el de su enfrentamiento con el bruto Millán Astray. Hay que leerle...

Jamón

Tampoco es noticia que Pedro Sánchez se refiera en Extremadura al jamón serrano en vez de al ibérico, por mucho que esa comunidad, con la andaluza, lideren el pata negra mundial. Serrano ha sido siempre el jamón que no es cocido o de York. Los de mi generación hemos sabido desde chicos diferenciarlo. Aunque, la verdad, en mi barrio el jamón serrano ibérico ni sabíamos que existía. Lo de las denominaciones de origen está bien, sobre todo ahora que Trump nos va a dar en toda la cara con los aranceles al aceite de oliva y, precisamente, al jamón andaluces por querer competirle a USA en la industria aeronáutica. Pero «qué culpa tendrá el tomate», como dice el fandango, o mejor, el jamón y el aceite, en este caso, de que en Sevilla fabriquemos piezas para el airbus. Pero, al margen de la guerra comercial trumpista, el hecho de que «confundir» jamón serrano ibérico con jamón serrano a secas sea también noticia, huele. Y no a pata negra. Qué hartura de pre campaña electoral y sus inducidas histerias...Niño

Noticia, aunque insoportablemente repetida, es que se muera un niño. Anteayer, sobre las cinco de la tarde, se alertaba de otra patera en el mar de Alborán. 66 personas la atiborraban. Un crío de seis años iba con su madre. Un helicóptero de salvamento marítimo les rescató. Pero el crío ya no aguantaba más. Murió al ser trasladado al aeropuerto de Almería, para llevarle desde allí al hospital. Fin€

Qatar

Noticia distinta puede ser que la familia real de Qatar se haga cargo del proyecto de construir un rascacielos en el morro de Levante malagueño, inicialmente con destino hotelero. Pero lo más cercano que tenemos al acceso a los petrodólares en Málaga -ya algo olvidadas las propinas milenarias de los jeques en Marbella, desde que veraneaba allí el rey Faisal-, es el jeque Al Thani. No parece que su personal manera de atender el Málaga Club de Fútbol nos haya reportado tantas sonrisas de satisfacción ni tantos beneficios como reportaban aquellas viejas propinas de la jet set saudí. Veremos qué pasa con el rascacielos y con alguna glorieta inaugurada a mayor glorieta del peculiar hombre de negocios. Una glorieta en la avenida Luis Buñuel, a propósito, que parece que pasará a llamarse «Glorieta de la afición malaguista», según se aprobó en pleno municipal. Conviene recordar, en todo caso, que la familia del jeque Al Thani es la que reina en la monarquía absoluta que gobierna Qatar desde el siglo XIX...

Arabia

Pero hablemos del recordado rey Faisal de Arabia Saudí. Faisal reinó desde 1964 hasta que fue asesinado por su sobrino en Riad en 1975. Un «juego de tronos» construidos con espadas casi siempre manchadas de sangre -aunque no haya dragones de por medio-. Semanas antes de la visita que hizo Felipe VI a Arabia Saudí, por ejemplo, en noviembre de 2016, se produjo la ejecución de un príncipe saudí como habitualmente se ejecuta a los condenados en Arabia, se les corta la cabeza en la calle. Pero Faisal no es recordado porque sí. La España franquista le otorgó la Gran Cruz del Mérito Civil en 1952 y el Collar de la Orden del Mérito Civil en los años 60. El productor Andrés Vicente Gómez vive, tras la muerte de su mujer, la llorada Concha García Campoy, en Arabia. Y allí ha producido una película, sorprendentemente dirigida por Agustí Villaronga (Pá negre, El niño de la luna y Tras el cristal son algunos de sus films más premiados y con sello de autor). Ha contado con unos 18 millones de presupuesto, anhelados petrodólares entre ellos. Se titula «Nacido rey», y cuenta el viaje que hizo Faisal a Londres con sólo 13 años para mediar con el rey Jorge V, con la Primera Guerra Mundial de fondo, y aquilatar el control de su familia en el gobierno hereditario de Arabia en el posterior orden internacional. Si se estrenase antes de fin de año, incluso podría estar en los Goya en Málaga. Y en fin, que ya es octubre... Porque hoy es sábado.