Ahora, en pleno inicio del curso, con el Unicaja buscando su sitio en la temporada, entre competición y competición, sorpresa agradable y desagradable, recibimos noticias que más o menos me resultan destacadas. Ambas atañen al Valencia Básket y van sobre el nuevo pabellón, que tendrá un aforo superior a los 15.000 espectadores, y la declaración de intenciones sobre su cantera, en la que dicen que no van a fichar extranjeros.

El planteamiento de esto último es lo que realmente me llama la atención. Reflexionando sobre este tema, desde hace mucho tiempo tenemos claro que da igual fichar a uno de Glasgow que de Melilla, que lo que realmente importa es que el chico al final meta los puntos con la camiseta de nuestro equipo y que la cantera es una cosa formativa y alejada del profesionalismo€

Aquí aún se nos llena la boca con lo de «club de cantera», cuando las categorías inferiores dejaron de ser un proveedor habitual de la casa cajista hace ya tiempo, ni las circunstancias del club ni las de la competición ni las normativas a aplicar se parecen, y por encima del paso del tiempo y del cambio de escenario, lo que estaría bien sería tener claro qué es lo que se quiere y cómo obtenerlo.

Hace ya mucho tiempo que el Club Baloncesto Málaga se bajó del tren en el que peleaba casi con los equipos futboleros por estar arriba del todo. Y en las últimas temporadas, tengo claro que tampoco se puede mirar de tú a tú a Baskonia y a Valencia. Por eso, más allá de pensar en asaltar nada, pienso que, con todas las ventajas que contamos en Málaga y con las múltiples posibilidades que sigue ofreciendo y disfrutando este club, habría que buscar de qué manera se puede recuperar el terreno que no se defendió de manera conveniente en su día, cuándo se les miraba desde arriba.

No sólo es cuestión presupuestaria, de ser así, aunque en España vayamos camino de ello, las finales siempre serían entre los dos más ricos. Que me llamen romántico si quieren, pero mientras que haya por ahí un Zalgiris de la vida, seguiré siendo un creyente en la posibilidad de crecer a base de trabajo y, sobre todo, tener las ideas claras

En la línea de la frase de Nicolás Maquiavelo que decía "«Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca», miro a los equipos de arriba por querer mantener la ambición real, no la que se puede verter en los mensajes vacíos, para no hacer como el mal estudiante que estudia «por las noches» o «lo tiene todo controlado». También tengo claro que esa declaración del club levantino puede quedarse en nada, claro está que renunciar a firmar a extranjeros hará que en gran medida la competencia con otros equipos será en condiciones desiguales, pero por otro lado habrá que pensar a quién benefician los galardones en los escalafones inferiores. ¿Realmente importa quedar campeón de Andalucía si no se sacan jugadores?, ¿para qué emplear el presupuesto si la cantera no surte al primer equipo?

El debate es mucho más profundo que todo esto, pero tendríamos que superar ciertas cosas, como la ceguera absoluta que tienen los padres ante la posibilidad de que su hijo esté en tal o cual equipo de cantera ACB, el cinismo de los dirigentes -federativos o de club- que pierden el oremus ante la posibilidad de nacionalizar a un chaval extranjero aunque fuera del paraguas de la edad sea otro juguete roto, esos ataques de entrenador que le dan a un veinteañero, malmetiendo al árbitro de minibásket contra el entrenador contrario...

«Todo sea por el triunfo», debería de poner a la entrada de algunos recintos deportivos de cantera, porque está mucho más presente que eso de «lo importante es participar». Si de verdad se tienen las cosas claras, si el club (incluyendo a la afición, mucho ojo) tiene claro que el dinero que se gasta en cantera ha de servir para algo, que el entrenador que se contrate contará de verdad, no de postureo, con los jóvenes, y que luego, la competición dictará si sirven o no, significará que se tienen las cosas claras. Ya sólo faltará actuar de manera sensata y madura y no se iría cortando cabezas por dos partidos perdidos ni glorificando fichajes por ganar en Vitoria.

Esto es algo que va mucho más allá, de crecimiento y madurez, de demostrar que hay decisiones a largo plazo que hay que defender aunque resulten extrañas, que hay momentos en los que se puede sufrir y entonces, lejos de la mejor época y con menos triunfos, demostrar que se está con el equipo. Ya habrá tiempo y ocasión de reclamar.