El 'me gusta' en redes sociales tiene los días contados. Facebook e Instagram planean moderar el uso de 'likes'. Se pueden seguir poniendo corazones a las publicaciones, pero no se mostrará el cómputo total para evitar la conocida como 'tiranía de los likes', que afecta cada vez a más jóvenes, pendientes de gustar y de la aprobación constante de los demás. «Es una buena idea». Con estas palabras Adam Mosseri, CEO de Instagram, dejó clara la visión de la compañía sobre eliminar los 'me gusta' de las publicaciones de forma paulatina. Según Mosseri, los usuarios deben pasar poco tiempo atendiendo a la cantidad de interacciones que reciben en sus publicaciones. En Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia ya no son visibles públicamente. La red social, propiedad de Mark Zuckerberg, está experimentando cambios en los últimos meses para hacer de Instagram una red más amable y menos adictiva para los jóvenes, su público mayoritario. A Instagram le hace falta un lavado de cara. Está valorada como la peor red social en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes, según un estudio de la Royal Society for Public Health (RSPH). «Hoy todo se mide por factores cuantitativos y no cualitativos, lo que da valor al contenido compartido es casi siempre el número de me gusta obtenido», tal como asegura Ferran Lalueza, profesor de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC). Terminar con el narcisismo de las redes sociales no parece el principal objetivo de la red social. Instagram también quiere que aquellos de sus usuarios que no son 'influencers' no se desmotiven ante la falta de 'likes' y terminen por irse. «Si la mayoría se convierten en usuarios pasivos, en simples espectadores de los que no se pueden extraer informaciones valiosas, se pierden muchos datos, que es justamente lo que estas plataformas quieren atesorar y comercializar», apunta Lalueza. ¿Soluciona algo eliminar los 'likes'? Según los expertos, sí. Ayuda a rebajar la hipertrofia del 'yo', un fenómeno narcisista «en el que uno tiende a buscar los 'me gusta' y a hacer que todo el mundo sepa que los tiene, y puede, además, reducir la angustia por tenerlos», apunta José Ramón Ubieto, psicólogo y profesor de los Estudios de Psicología de la UOC. Estar pendiente de gustar lleva implícito estar siempre colgado de internet, conectado para ver qué hacen los demás (lo que se conoce como el síndrome de FOMO). «Instagram ha incrementado mi nivel de ansiedad social, estoy constantemente preocupada por lo que los demás piensan de mis entradas y mis fotos», afirma una de las participantes en la encuesta realizada a más de 1.500 jóvenes ingleses de entre 16 a 24 años. En la otra cara de la moneda, están los 'influencers', que viven de su impacto en redes sociales. Aunque pueden medir su alcance con otros factores -como los seguidores o los comentarios-, su imperio podría tambalearse, según varios estudios que aseguran que la credibilidad de las redes sociales está cayendo.