Metka Prepelic comenzó hace 19 años a cortar artículos de periódicos sobre las hazañas de su hijo y hoy tiene más de 2 álbumes llenos. Había sido jugadora de voleibol. Su marido Stanko Prepelic, ahora presidente del club de su ciudad natal, era jugador de baloncesto y llevaba a sus hijos a todos sus partidos. Ambos asistían al comienzo de la carrera de su hijo Klemen. Un niño que pasaba las horas entrenando y que «no tenía otro juguete que la pelota naranja».

Su madre recuerda que en su infancia «llegó a jugar partidos con 39,5º de fiebre y hasta con un hueso de la palma de la mano roto». Con 6 años ya botaba el balón en el Bistrica. Era el jugador más pequeño del equipo y su camiseta era demasiado grande. Su entrenador, Matej Baksic, le tuvo que pegar la camiseta con cinta adhesiva para que no la perdiera.

Klemen nunca ha abandonado a su primer entrenador y todavía ahora trabaja todos los veranos con él para mejorar sus fundamentos. Jugaba con el 7, el número que llevaba su padre y su gran ídolo, Sani Becirovic, la estrella eslovena que había nacido, como Prepelic, en Maribor.

A los nueve años dejaba su equipo en Maribor para jugar en la vecina ciudad de Lasko. 68 kilómetros, una hora por carretera. Una distancia que recorrieron durante 3 años, cuatro veces a la semana, tres para entrenar y el sábado para los partidos.

Su madre recuerda en Vecer, el periódico de Maribor, que el pequeño Klemen «se quedaba dormido en la mesa mientras cenaba». Iba al colegio, a entrenar y veía todos los partidos de baloncesto que podía, sin faltar a su cita de madrugada con Michael Jordan y la NBA. Una costumbre que todavía mantiene. Le gusta ver los partidos de todos sus amigos, lo que convierte su casa en auténticos maratones de baloncesto.

Una costumbre que le sirvió para bautizar a su perro chihuahua. Su novia Tamara y él llevaban dos días pensando qué nombre le pondrían y viendo un partido de Doncic con el Real Madrid, Tamara le dijo: «podemos ponerle Llull, tiene tanta energía como Sergio» y así le llamaron.

Prepelic siempre está preparado para anotar. En la final del EuroBasket, cuando Dragic y Doncic mostraban síntomas de cansancio en la final ante Serbia, Klemen «cogió su fusil» y con sus 21 puntos y su 50% en triples fue el escudero perfecto para levantar la copa de campeones.

Después de un año difícil en el Real Madrid, el Joventut le ha dado la posibilidad de explotar todo su talento y se ha convertido en el máximo anotador de la liga con 25 puntos por partido y unos buenos porcentajes de tiro, 40% en triples. Un problema para el Unicaja que ve como este año, al igual que ocurría en la pasada temporada, los bases rivales son siempre los mejores jugadores de su equipo.

Ferrari, Cobbs, Vildoza y Green han sido los protagonistas este año con la excepción de la venganza de los ex del Iberostar Tenerife. Con la Penya llega otro «ex» y además muy querido: Alen Omic. El esloveno es el líder en rebotes de la ACB y promedia dobles figuras, 11 puntos y 10 rebotes.

Unos argumentos que dejan a los de Badalona colistas de la liga ACB sin conocer la victoria. Sólo una tiene Unicaja que debe sumar la segunda en liga y la cuarta consecutiva si sumamos las logradas en la EuroCup. Aunque para ello, deberá mejorar mucho la imagen que dieron hace un par de días en Gdynia. Suerte€ a los verdes.