'¿Y para cuándo la segunda vuelta?', por Francisco Javier España Moscoso

No sé, pero a tenor de los comentarios que escucho en la radio y de algunos editoriales leídos en la prensa digital, la decisión de ir nuevamente a elecciones es ya el nuevo apocalipsis, superando incluso al cambio climático y créanme que con tanta sobreactuación no salgo de mi asombro. Si lo que se busca es la gobernabilidad, ¿no es más cierto que lo que está en cuestión es el sistema?, ¿acaso la República Francesa es menos demócrata que el Reino de España por aplicar una "segunda vuelta" en las elecciones presidenciales? Y este es solo un ejemplo de los más de 80 países, muchos de ellos europeos, en dónde se da esta modalidad. Es un clásico que los partidos más desfavorecidos en las elecciones se quejen del sistema electoral, eso sí, en ningún caso se ponen de acuerdo para mejorarlo, de ahí que ahora, tanta teatralidad, me lleve a pensar que en este país hay muchos políticos (y periodistas), que viven mejor en el río revuelto o haciendo como el perro del hortelano, que ni come, ni deja comer.

'La fábula del arriero', por Francisco García Castro

Cuenta, Edward Wilson, en su libro "Memorial de los libros naufragados", que Hernando Colón (hijo de Cristóbal Colón), bibliófilo empedernido, que llegó a poseer una de las mayores bibliotecas privadas de Europa, contrato los servicios de un arriero (Juan de Aransolo) para que sus mulas transportarán los miles de libros que compró por todo el continente. A una de las mulas se le rompió una pata. El arriero apostaba a que ese trance fue culpa de la excesiva carga. Hernando creía que no. Que ese no era el motivo. Ya, en sus últimos días, Hernando, con la mesura que otorga la edad, dejó dicho que se rezara por el alma del arriero. Reconoció, y le pesaba, el error que cometió con ese hombre. El arriero tenía razón. Moraleja: después del 10N, el dilema de la pata de la mula, no puede despistarnos de la senda y su comunitario objetivo.