Loyd siempre fue un jugador poco valorado por los medios y los scouts. No le importaba demasiado. Jugaba porque le gustaba. Creció viendo a su padre Kenny, un jugador formado en la Universidad de Xavier que ahora ejerce de entrenador y a los 8 años coincidió en el colegio con Dai-Jon Parker. Se hicieron inseparables, estudiaron juntos en secundaria y High School, incluso compartieron un año en la pequeña Universidad de Indianápolis de la División II de la NCAA. Parker era el bueno, el que parecía destinado a la gloria, Loyd terminaba sus estudios en Sostenibilidad Medioambiental y se planteaba objetivos más modestos en el mundo de la canasta a pesar de ser el líder de su equipo. No es fácil llegar a la NBA desde la segunda división de la NCAA, ni siquiera llegar a G-League. Entonces ocurrió un suceso que cambiaría su vida. En mayo de 2015, Parker fallecía ahogado en el pantano de Morse en un trágico accidente. Ese triste suceso cambio su vida: «Él era quien debía llegar a la NBA y ser una gran estrella. Ahora haré todo lo posible para que eso suceda a través de mí», reconocía en una entrevista a «8 puntos, 9 segundos». El recuerdo de su amigo desde entonces es constante, cada vez que gana, cada vez que sube un peldaño en su carrera o en sus redes sociales donde tiene un tuit fijado: «Agradezco a Dios por todos mis recuerdos de ti. RIP DaiJon Parker». Hasta cambió su número habitual por el 3 que luce en Valencia y que lucía Parker.

Loyd comenzó un duro camino que le llevó por las ligas de verano de la NBA y la G-League sin conseguir su objetivo y decidió cruzar el océano para probar suerte en Europa. Después de un gran año en Israel, el 25 de junio de 2018 firmó un contrato de dos años por el Darüssafaka turco pero la suerte esta vez jugaría a su favor. Había destacado en las ligas de veranos con los Raptors y cuatro días después de firmar su contrato europeo recibió una llamada desde Toronto que le ofrecía un contrato de «doble vía» para alternar la NBA y G-League. Debutó con los Raptors contra los Bucks el 29 de octubre, sólo 2 minutos, convirtiéndose en el primer jugador de su universidad en jugar en la liga. Anotó su primera canasta contra Chicago el 17 de noviembre, ocho puntos, con dos triples de dos intentos, y cuatro rebotes. El balón de ese partido está en su casa. El personal de comunicación de los Raptors lo consiguió para él. Todo en el nombre de Dai-Jon Parker.

Loyd compartió vestuario con Kawhi Leonard o Marc Gasol en los Raptors y levantó el título de campeón de la NBA. Sólo había jugado 12 partidos pero el anillo era suyo. En los play off no jugó ni un minuto y se limitó a asistir con su traje a todos los partidos, ocupando un puesto detrás del banquillo. Después de un partido de las semifinales de conferencia ante los Sixers, al llegar a casa se conectó al «Sports Center» de la ESPN y durante el partido el comentarista dijo algo como: «Tienes a Kawhi, tienes a Embiid y a un chico con suerte dentro de un traje», en alusión a él. No le gustó el comentario pero se calló y siguió trabajando. Su papel durante las finales de la NBA fue hacer de «Stephen Curry» en los entrenamientos de su equipo, para preparar la defensa ante los Warriors, y cuando llegó el momento de celebrar el título se acordó de aquel comentario. En esa celebración del título que todos recordamos por el «hidalgo» de Marc Gasol, Jordan Loyd apareció con una camiseta negra con una leyenda: «Random guy in a suit» (Un chico con suerte dentro de un traje). Era su manera de reivindicarse después de muchos años de trabajo pasando desapercibido para muchos. El domingo, el Unicaja visita La Fonteta para poner a prueba su racha de cinco triunfos consecutivos. Les espera Jordan Loyd, que en la última jornada igualó su record anotador de 30 puntos. Suerte€