Concienciarnos de que la palabra cáncer no significa muerte aún nos es difícil, teniendo esa infinita enfermedad acechándonos a todos desde tan cerca y llevándose muy lejos a personas queridas.

En mi caso particular, me arrebató a mi padre en cuatro meses.

La convulsión emocional que genera la enfermedad afecta a todos los ámbitos de la persona (sentimental, laboral, físico, familiar, social€) y es muy importante el apoyo psicológico para hacerle frente a este monstruo que tanto nos asusta, y no solo para el propio paciente, también para los amigos y familiares

Direccionándonos más hacia el cáncer de mama, es en este caso un tipo de cáncer con varias connotaciones no solo afectivas y psicológica, sino culturales y sexuales, considerándose en muchos casos las propias mujeres deformes e inútiles.

¿Qué podemos hacer para ayudar?

El impacto emocional que podemos generar tanto en el paciente como en los médicos que ayudan a superar la enfermedad resulta fundamental y necesario a la hora de la curación. ¡Podemos hacer algo!

Una de las cosas más importantes a tener en cuenta debe ser disminuir los efectos que produce el estrés de la propia enfermedad y cada persona puede reaccionar de manera diferente a la misma. Habrá personas que necesiten más cariño y apoyo continuo en forma de abrazos, besos y compañía y otras que buscarán la normalidad evitando excesiva vulnerabilidad. Debemos reconocer de nuevo a la persona y saber qué necesita y cómo lo quiere, sin pensar lo que a nosotros nos gustaría. Reconocer lo que realmente se necesita es lo difícil de esta situación.

El conocimiento es importante para evitar incertidumbres y expectativas falsas sobre la enfermedad (esto genera mucho estrés). Que la paciente, la familia, los amigos o el círculo más cercano de trabajo conozcan la situación exacta es necesario para hablar el mismo idioma, hacer preguntas concretas y que la persona que está inmersa en la enfermedad no se sienta víctima o ridícula en determinadas situaciones. El conocimiento generará normalidad a la situación y evitará comparaciones, victimismos o inseguridades a la hora de hablar y actuar. El manejo de la incertidumbre reduce la ansiedad y el estrés.

Las personas que rodean al enfermo también sufren mucho estrés y deben prepararse a nivel psicológico, ya que pueden dejar de ayudar y comenzar a crear una enfermedad en ellos mismos. Aprender inteligencia emocional para reconocer emociones, para aprender a desahogarse, desconectar y evitar síndromes que acechan a nuestra cabeza por el estrés al que estamos sometidos de manera continuada sin descanso, es lo adecuado en momentos tan delicados. La familia y los amigos son una fuente importante a la hora de poder adaptar a la persona enferma a su nuevo estilo de vida, y dicha adaptación resulta fundamental de cara al recibimiento del tratamiento y su aceptación. La psicología y el entrenamiento en habilidades psicológicas para familiares y amigos es muy importante en momentos tan poco adaptativos naturalmente hablando.

Además de todo esto, debemos estar preparados para problemas inesperados internos y externos que pueden surgir sin avisar, como los efectos secundarios del tratamiento, infecciones y problemas en las relaciones (ya sean personales o laborales). Aprender a lidiar con posibles rupturas, despidos o cambios de imagen es algo a tener en cuenta como prevención psicológica por parte de los cuidadores.

El cáncer de mama se llama así para todas las mujeres, pero cada mujer es un cáncer diferente de cara a su familia y a sus amigos y a cada una le afecta de manera diferente según el momento vivido y las circunstancias que la rodean.

La generalización en este caso no vale, si la comprensión, el acompañamiento y la correcta formación y ayuda psicológica para aportar si se puede llamar, la «mínima calidad de vida».

Yo me quedo con reducir su estrés, hacerla sonreír y transmitirle fuerza para seguir luchando.

Va por ti, va por todas.