Coincido con el sabio profesor José Álvarez Junco en que es tontería hablar de España cuando aún no existía con ese nombre nada parecido a una nación, pero las naciones tienen a veces periodos de gestación larguísimos, antes de llegarles la hora de ser bautizadas. Hasta podría pensarse que una nación se llama así porque está naciendo toda su vida. De los visigodos, de los que sabemos poco, pero están en el comienzo mismo de esa gestación, ya no se enseña en la escuela ni la lista de reyes, que antes había que recitar de memoria. En realidad la no-España de entonces, pongamos en tiempo del gran Rey Wamba, debía de parecerse bastante a la actual: todo pasaba por Toledo (faltaban 9 siglos para Madrid), y tuvo que someter a los vascones y a los nobles de Barcelona (que añoraban la capitalidad que habían tenido), sin dejar de mirar de reojo a los árabes, que ya amenazaban por el Sur.