'¿Nos subirán las pensiones?', por José Becerra

Es la pregunta que, cándidos de nosotros, pero también precavidos en partes iguales, nos hacemos cuando se otean en el horizonte consultas electorales vengan de donde vengan. ¿Cuál es el porcentaje que deberíamos creer de lo que se nos dice y promete cuando las urnas están al filo de colocarse para nada menos que dilucidar quien va a dirigir´el cotarro nacional a partir de un futuro próximo? ¿Aumentarán las pensiones de jubilación de aquí a poco tiempo? Preguntas sin respuesta ante el arcano que nos depara el futuro con políticos que prometen y se desdicen con celeridad pasmosa.

Mucho se juega el ahora presidente en funciones, Pedro Sánchez, afirmando a quienes quieran oírle que subirá las pensiones si consigue el poder a partir del 10-N, que ya está a la vuelta de la esquina. Es una de sus promesas anunciada a bombo y platillo y que destaca dentro de las más de una treintena que ha tenido a bien poner negro sobre blanco en el programa electoral que el PSOE ha dado a conocer días atrás en la seguridad de que encandilará a quienes reparen en ellas. Sánchez ha sido contundente afirmando su compromiso de salvaguardar la asistencia a los jubilados conforme al IPC real sin subterfugios: remachó que se actualizará la asignación no más allá del próximo año que ella está en ciernes. “Cada año y para siempre”, han sido su lacónica y a la vez taxativa expresión.

La cuestión es que esta subida - unos módicos 11 euros al mes- tan anhelada por los pensionistas a los que le asiste todo el derecho para reclamarla, va suponer aumentar el gasto en mucho más de 3.000 millones en dos años. La pregunta que se hacen los analistas del momento político y económico del país es cómo se financiará esa loable promesa. Porque nos preguntamos un tanto cohibidos si la realidad del momento que atravesamos la hará posible. ¿Sirve tal afirmación que tantos darían por buena, a una presunción injustificada del presidente en funciones, y que no esconde sino una promesa electoral sin base para sustentarla con la realidad fehaciente?

La pregunta que nos hacemos, y se supone que es la que se hacen asimismo los casi 11 millones de pensionistas es en qué parámetros sustenta Sánchez la revalorización de las prestaciones para el año que está en puertas. Es este un misterio que no tenemos por menos que ver como en una nebulosa por mucho que se afirme que la subida se sustenta por real decreto ley. Sus promesas sean medidas y se hagan realidad para contento de tantos.

Se nos antoja no ser de recibo que los gobernantes tergiversen la realidad para encumbrase así mismo en algo que concierne a una población demandante tan extensa y en lo que incide en su futuro más inmediato. “Rizar el rizo” en esta cuestión se nos antoja improcedente para población senil que pertenece expectante ante las decisiones que han de venir desde arriba. La pegunta es si nos aumentarán las pensiones en el año que ya viene pidiendo paso. ¿No estarán en el aire como todas las promesas que se antojan volanderas? Largo nos lo fían.