Los restos del dictador Franco se trasladaron sin pena, sin gloria y sin honor a Mingorrubio. Yo hubiera preferido que fueran echados (los restos, mondos y lirondos) en algunas de las miles de cunetas donde reposan los huesos de los fusilados por el franquismo. Le toca, ahora, al general golpista Gonzalo Queipo de Llano. Los restos del general ególatra y borrachín, reposan, es un decir, en la Basílica de la Macarena. El general que vendió la República y desde las ondas de Radio Sevilla sembró de odio todos los rincones de Andalucía, tal era su poder. El Algabeño, torero asesino, era uno de sus sabuesos en el manejo del fusil y la pistola. De julio de 1936 a enero de 1937 fueron fusilados 3.028 personas, algunas de ellas ni republicanas eran. Entre ellas el general Camping, capitán general de Granada, que se opuso al levantamiento militar y fascista.

Y aprovechando que la extrema derecha aúlla por los caminos su desesperación y odio, bueno sería que el gobierno de izquierdas que está por venir se tome en serio en dotar de medios suficientes a la Memoria Democrática y cada fosa descubierta y datada sea un monumento a la dignidad. Franco y el franquismo debe ser un mal recuerdo en la historia de España, aunque haya quien, incluso desde el Congreso de los Diputados, reivindique una de las figuras más criminales de España.

Desconozco si en los presupuestos de 2020 que presenta el Gobierno de Moreno Bonilla se contempla ayudas para exhumar a los miles de fusilados. Sí es cierto es que Mariano Rajoy, con la boca llena, proclamó que «no habría ni un euro». La Memoria Democrática ha vegetado con Pedro Sánchez y ahora se quiere reactivar. Y hablando de los presupuestos para 2020 de Andalucía, para unos los mejores y más sociales del mundo mundial o, para otros, los peores que parió madre, con perdón. PP y Ciudadanos no ocultan su satisfacción mientras que PSOE y Adelante Andalucía los condenan al averno. Pero quien de verdad se ha salido con la suya es Vox. Este partido maneja, sin tapujos, al Gobierno de la Junta, pese a lo que diga el trío de la bencina, Marín, Bendodo y Moreno Bonilla. La huella de la ultraderecha neofranquista, con himno de la Legión incluido («Soy el novio de la muerte€») es manifiesta pese a que su impacto en las cuentas, cercanas a los 38.549 millones de euros, sea poco. En el documento suscrito por los tres partidos para que la ultraderecha apoye el presupuestos de 2020, tan jaleado por la derecha como los más sociales, Bravo dixit, queda manifiesto, por escrito, entre otras lindezas de corte homofóbico y escaso respeto a las políticas de género (violencia intrafamiliar, dicen), que el Gobierno de Bonilla se convierta en el mayor chivato del Reino y entregue, por escrito, a la policía, con pelos y señales, todos los datos de los inmigrantes irregulares que viven en Andalucía para ser expulsados. Según Vox hay 52.000 inmigrantes en esta situación y los quiere largar a sus países de origen, con el contubernio judío masónico del Gobierno andaluz.

No se lo pierdan: promoción de la caza en las escuelas, generosas subvenciones para promocionar los toros, dotar con partida nada despreciable al teléfono de ayuda intrafamiliar, más dinero para difundir en las aulas a personalidades españolas y andaluzas (¿Acaso Queipo de Llano?) y así hasta 35 puntos pactados que evidencia que si es necesario pasar por el aro o comulgar con ruedas de molino, no pasa nada: aquí paz y mañana gloria. El pragmatismo de Moreno Bonilla es marca de la casa.

Y vuelve Susana Díaz con fuerza y decisión, rodeada por sus nuevos pretorianos y con la bendición de Pedro Sánchez. Uno de sus más cercanos me confiesa que respira confianza y no se le cae la sonrisa de la comisura de los labios. En Huelva, con Sánchez a su lado, era la viva imagen de quien tiene decidido presentarse a las primarias, cuando toquen. Los «sanchistas» en Andalucía no forman ejército, ni tienen generales. Sí son una aguerrida fuerza que saben, y muncho de sinsabores, olvidos y desplantes. Uno de estos «sanchistas» más resabiado que un cantante de Tuna me decía que Susana no debe cantar victoria antes de tiempo y añadía, «todo lo que no sea superar 27 diputados el 10 N en Andalucía, será su fracaso y su muerte política». Veremos.