Ya estamos en campaña, bueno, así llevamos más de cuatro años. Hay tal cansancio, cuatro elecciones a las espaldas en tan poco tiempo que los partidos reducen espacios expositivos y reúnen a los más fieles, a los convencidos. La clave está en hacer añicos la abstención, pide la izquierda. A La Moncloa se llega si se llenan las urnas, por encima del 70% del censo electoral. De eso se ha dado cuenta la derecha más recalcitrante hasta el punto de que unos agregados del PP, entre ellos uno de la mamandurria que estuvo cercano a Moreno Bonilla en las elecciones andaluzas se ha gastado cuarenta mil kilos de vellón, o sea de euros, para pedir a votantes que se queden en la mañana con la cervecita y por la tarde con el pelotazo y no ir a las urnas. Y la invitación a quedarse en casa la ha hecho con tales mentiras y falsas noticias que se puede volver en contra.

Y en toda esta movida, Andalucía con sus 61 diputados y 32 senadores a elegir es objetivo primordial. Prueba de ello es que el inicio tuvimos cuatro líderes dándole a la matraca, y así será hasta el voto del 10 N. Siempre se ha dicho que Cataluña y Andalucía son las regiones que pueden llevar a La Moncloa. Y a tenor del promedio de las encuestas publicadas (otra cosa es el tracking que a diario hacen los partidos) dan por ganador al PSOE y, en nuestra tierra, con aplastante mayoría, de 27 a 31 diputados, casi el 50% del total de diputados. Y si hacemos caso a lo que dice el CIS, los socialistas podrían formar gobierno sin apoyo de los independentistas. Es la aspiración de Pedro Sánchez y tener suficiente respaldo que le permita hacer un moderado corte de manga a Pablo Iglesias.

No caerá esa breva dicen los demoscópicos porque los indecisos y abstencionistas son, todavía, el ciento y la madre y porque donde se validará o no al ganador será en el puro centro político. Cataluña y lo catalán estará también en el meollo del voto, pero menos. El independentismo no tiene mucho más recorrido por mucho que «Chistorra» (cariñosamente, claro) quiera mantener la llama de la tensión, cual tal cual un CDR vulgar y sin mucha materia gris. Pero ha conseguido, ojo, lo que muchos universitarios ponían en duda: La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) comparte, ideas, relato, leguaje y proclamas tal cual las fuerzas independentistas. Y así, las universidades catalanas. No entiendo como los claustros de las Universidades catalanas han caído en las redes y malla tendida por los soberanistas cuando saben, o deben saber, que lo que de verdad impide el separación de Cataluña no son las instituciones judiciales y políticas españolas, que también, sino las europeas. De forma rotunda y fehaciente, con las leyes en la mano, la UE imposibilita la independencia de un territorio contra la voluntad de un Gobierno central. Y en esa estamos.

Vengo sosteniendo (Sostiene Pereira, de Tabucci, recomendación cien por cien) que las elecciones se ganan en el centro, en alimentar a abstencionistas para sacarlos de su modorra y, sobre todo si a la izquierda le da por votar y no se queda en casita. Sostiene Pereira que a los problemas, de frente y con ánimo ganador, sin esconderse. Alberto Garzón, aquí en Málaga, lo tenía muy claro afirmando que la izquierda debe votar para evitar en España un modelo de gobierno como el que manda Andalucía, con la ultraderecha casposa, cutre, franquista y pendenciera mandando, sí, mandando.

PD.- (1) Rocío Monasterio y su querido Espinosa de los Monteros tienen una jeta que se la pisan. Además de pasarse por el arco de donde yo me sé, mienten y falsean currículum, venden si licencias loft en Madrid. Caraduras que ejercen de regeneracionistas en Vox. Así nos va.

(2) La Sanidad andaluza tiene goteras por todas partes. Los médicos tienen en el ojo del ciclón al que prometió el oro y el moro, el consejero Aguirre, el colocador. Desde Granada el famoso spiriman, otrora correveidile del PP y de Moreno Bonilla, anuncia otoña caliente. ¿Más todavía?

(3) Y dentro de la sanidad andaluza la fuga y tocata de no sé cuántos millones de vacunas. Lo dice Bendodo y lo proclama la prensa de derechas, bailando al son que le toca el PP. Sí es cierto, habrá que llegar hasta el final, buscar los millones que dicen han bailado y cárcel. No hay otra salida. O sí, que alguien se la envaine. Dicho queda.