Brillante, entretenida, corrosiva, fresca, moderna, libre, chispeante, adictiva, ocurrente, novedosa, pedagógica, instructiva, amarga, socarrona. Ya vale. Vida perfecta quizá no sea perfecta, pero se acerca mucho a lo que uno entiende por un entretenimiento que va más allá del hecho de sentarse frente a la pantalla y quitarle horas a otras cosas para ver la serie que hace unos días se estrenó en Movistar. La dirige Leticia Dolera y se llama así, Vida perfecta. Podemos decir, sin error, que con esta ficción Leticia Dolera forma parte del grupo de las Leticias listas. Ah, en la escritura de la historia también participó ese tipo cachazas, canario de Tenerife pero criado en Galicia, llamado Manuel Burque que hace con Quique Peinado, también en Movistar+, Radio Gaga, además de dar vida a un personaje exasperante de «centro extremo» en El intermedio haciendo entrevistas de una acidez radical con apariencia de inocente reportero lerdo. Todo un personaje este Manuel Burque, con intervención pequeñita en la serie. Lo siento, María, es que no voy, no puedo firmar una hipoteca contigo a 30 años, dice el futuro marido de María, Leticia Dolera, levantándose de la mesa y abandonándola en ese momento. Amor, llego tarde, dice el marido de Cris, Celia Freijeiro, amiga de María, obsesionado con tener más críos, un tipo metódico, sin empatía, capaz de correrse en dos minutos trajinándose a su mujer en la cocina dejándola en la cuneta, perpleja una vez más porque él ha descargado como un semental pero ella no cató la miel, así que ni de coña quiere tener más niños, y de hecho, a escondidas, toma anticonceptivos y empieza a oler los aromas de las citas por internet. Esther, por su parte, hermana de María, pintora sin mucha confianza en su arte, va de pica flor con unas y con otras, una lesbiana que lo tiene claro, al menos en la cama. Se ha pasado toda la noche comiéndome el coño con un caramelo mentolado en la boca, le dice Esther, la actriz Aixa Villagrán, a un amigo. Total, que Vida perfecta es lo contrario, es algo así como el resquebrajamiento del plan de vida maravilloso que tenían estas mujeres que de golpe, por diversos motivos, ven tambalearse el castillo de su vida al entrar o sobrepasar en algo la treintena.

Enric Auquer

Pero el descubrimiento, el auténtico bombazo, el no va más, el que te deja pegado a la pantalla, el descubrimiento nivel repelús ha sido Enric Auquer -31 años, catalán de Gerona, actor de Quien a hierro mata que ya me dio un cogotazo en su papelito junto al enorme Luis Tosar, uno de esos actores con una capacidad extraordinaria para labrar sus personajes y dotarlos de vida propia, personajes extremos que Enric crea sin pasar por el facilón tamiz ni de lo paródico ni de lo facilón-. Enric Auquer interpreta en Vida perfecta a un chico con discapacidad funcional, y juro por lo más sagrado que halla en mi vida que pensé que era así, que tenía algún tipo de discapacidad, coño. Pues no. Y me llevé la gran, enorme, maravillosa sorpresa porque constata el poder del magisterio. Y este actor está tocado por esa gracia que no todos tienen. Me enamoró. El personaje de Enric, Gari, es el jardinero que trabaja en casa de Cristina y que, en el cumpleaños de uno de sus hijos, acaba preñando a la protagonista. A partir de ahí, la locura. Sin apenas filtros en los chispeantes diálogos -¿necesitas algo?, pregunta Xoxé, el personaje de Burque a María. Follar, responde ella-, con una habilidad extraordinaria para pasar en segundos del drama a la comedia, para tratar la discapacidad con una naturalidad que no incomoda y hacerlo sin el paternalismo del que en el fondo se cree superior, con una banda sonora elegida como un milagro, con un montaje eléctrico y una puesta en escena sin alardes, Vida perfecta es como si te invitaran sus personajes a seguirlos no en la ficción que ves sino en su posible vida real. Y se bebe en dosis de media hora, vamos, un suspiro. Ya digo, Leticia Dolera forma parte del grupo de las Leticias listas.

Arquijeta

Otros que tenían planificada una vida perfecta son la parejita formada por el barbas Iván Espinosa de los Monteros y doña risitas Rocío Monasterio, pillada con el título de arquitecta que no tenía pero la muy aprovechada firmaba proyectos que no debía. Ohhh. Son jefazos de VOX, el partido de los íntegros que ya empieza a evacuar materia fecal en cuanto rascas un poquito. Para El País, que ha investigado el caso de la señora aliada con su señor para engañar a familias que compraban sus pufos como habitables cuando no lo eran, Monasterio es arquitecta impaciente. Pero abundo, la vida no es siempre perfecta. Mucho menos cuando la arquitecta se convierte en materia de guión de El intermedio y Wyoming la reduce a «arquijeta». Vamos, que una sin papeles, dijo el satírico sátiro en el programa, está al frente del partido en Madrid. Total, que siguió la traca contra los ultras cuando, desplegando un dibujo infantil donde se veía una casita con su bandera española, un arbolito, y unas nubecitas juguetonas, sentenció al decir que «Monasterio y Espinosa son la peor combinación para las viviendas españolas desde las paredes con gotelé y los balcones con toldo verde». Ríete ahora, Rocío del alma mía, arquijeta de mi vida. Y como no hay dos sin tres, mañana, para redondear el despiporre, metidos en faena electoral, se celebra el gran debate entre partes, debate que organiza la Academia de Televisión y emitirán, como saben, RTVE y Atresmedia. La vida del espectador tampoco es perfecta, ya ven. Aun así yo lo veré. Quiero ver a los jefes solos ante el atril, y no ante Trancas y Barrancas. ¿Se habrá enterado el cínico Fernando López Miras, presidente murciano, que gracias a su inutilidad y la de sus antecesores en el cargo la vida en el Mar Menor no sólo no es perfecta sino que ahora es una hecatombe ecológica? Se lo gritaron la otra tarde miles de ciudadanos en Cartagena, y la imagen sigue saltando de una pantalla a otra. Que mueva el culo, que los pececitos quieren también una vida tan perfecta como la suya en el palacio de San Esteban.