¿Una ensoñación?

El diccionario de la Real Academia define quimera como «un monstruo fabuloso que vomita llamas»; también como «aquello que se propone a la imaginación como algo verdadero y posible pero que en realidad no lo es» y, en otra acepción, como «pendencia, riña o contienda».

Si nos atenemos al diccionario, el Supremo no va tan descaminado, porque de todo hubo en la viña separatista. Pero lo que a muchos extraña es que esa quimera se haya quedado solamente en lo fabuloso, lo ensoñado y lo imposible a la hora de tipificar el delito cometido.

Porque hay que ensoñar mucho, para no ver ataques a la Constitución y a la unidad de España, a nuestra democracia y al Jefe del Estado, en lo que se perpetró en Cataluña, por mucho que el humo del fuego que expele el dragón no permita ver la realidad.

Con ensoñación o sin ella, las sentencias del Tribunal Supremo sientan jurisprudencia y la sentencia de la quimera va a ser esgrimida en más de una ocasión, por más de un tribunal, por más de un fiscal y por más de un abogado defensor. Y los ensoñadores dicen que lo van a volver a ensoñar.

Y ya hay muchos que piensan que el diminutivo Quim no viene del nombre de pila de Torra, sino que se deriva de quimera, mientras se espera con resignación la próxima ensoñación y... La próxima sentencia.

Xus D. Madrid. Málaga