El ultimo partido jugado por el Unicaja en la Eurocup ante el Galatasaray resume perfectamente los últimos años de este equipo y sobre todo la última temporada y media. Un equipo inconsistente. La RAE define este término como: «Falta de consistencia. Falta de estabilidad y coherencia en una cosa». La característica principal de algo inconsistente es su vulnerabilidad a los cambios. Unos cambios que pueden destrozar su buen funcionamiento. Cualquier cosa que ocurre a su alrededor puede convertir una noche perfecta en la peor noche de su vida. Eso fue lo que pasó en Estambul. Después de un inicio esperanzador culminado con un parcial de 0-17, el equipo mandaba a falta de 1'26 para terminar el primer cuarto por 9-22. El partido trascurrió igualado, de manera plácida hasta que a 4:21 para llegar al descanso Deon Thompson anotó la canasta que ponía el 22-38 en el marcador. En ese momento, no se sabe por qué, surgió el caos, la inconsistencia elevada al cuadrado. El equipo encajó un parcial de 47-9 en 16:07, siendo solo capaz de anotar desde el tiro libre. Sin saber muy bien por qué, se volvió a la locura anotadora y en 2 minutos se anotaron 17 puntos para reducir la diferencia de -22 a -9 y encajar una derrota, numéricamente hablando, digna.

La calidad de los jugadores es importante pero si el equipo no es consistente y el simple vuelo de una mosca le puede desequilibrar y sacar del partido, nunca logrará objetivos, salvo que prohíban volar a las moscas. El equipo es un tobogán de emociones que no te deja disfrutar de los buenos momentos porque sabes que cualquier cosa puede desestabilizarlo. La aparición puntual de jugadores como Thompson, Adams o Toupane y los errores de los jugadores del Buducnost en los 2 últimos minutos del partido han dado al equipo 4 victorias en la Eurocup que le mantienen en el liderato de su grupo, pero nunca se ha mostrado como un equipo compacto. En la ACB hemos vivido partidos sin tensión como ante Manresa, Iberostar, Estudiantes o Andorra que han llevado al equipo a la derrota y sólo una genialidad en los últimos segundos de Adams en Vitoria hace que el balance victorias/derrotas no sea sonrojante.

El descanso de 2 semanas en la Eurocup y la aparición de un calendario «amable» en la Liga, con visitas al Carpena de Bilbao y Gran Canaria y la salida a Burgos, debería servir al equipo para unirse y buscar una solidez mental en el juego que ahora no tienen. No es un problema de jugadores, cuando un equipo no actúa como tal y no sabe mantenerse unido en los partidos, los cambios de jugadores no funcionan, al menos al nivel de ligas como la ACB. Es un problema de mentalidad, de consistencia, de asumir responsabilidades, de tener un plan, de hacer un plantilla equilibrada donde cada uno sepa su rol, donde no se tenga que depender de la racha aislada de un jugador para ganar un partido. Las instituciones de Málaga, probablemente sin saberlo, han echado una gran mano a este equipo trayendo la Copa a la ciudad, porque sin esa invitación al organizador, el equipo ahora podría ser un polvorín. Todavía quedan oportunidades para mejorar, aprovechémoslas y no pasemos el tiempo mirando nuestro dedo que señala al cielo en lugar de disfrutar de la luna. Suerte?