Se acerca el 2020. Año olímpico, por lo tanto bisiesto, que de nuevo deparará la disputa de la Eurocopa. Podríamos hablar del banquillo español o del histórico privilegio que supondrá para Bilbao ser la sede durante toda la primera fase para ver en directo a la selección nacional (qué paradoja). Podríamos mirar a la Costa del Sol, a la Gala de los Goya, a la Capitalidad Europea del Deporte, a la Copa del Rey de baloncesto. Pero también al sufrimiento de ver al Málaga CF estancado en puestos de descenso a Segunda B, al tiempo que el Marbella FC aspira, esta vez parece en mejores condiciones que nunca, a volver a la categoría de plata.

Podríamos analizar cuánta hambre de títulos o de victorias atesoran los futbolistas de esos dos clubes que abanderan el balompié en la provincia. Porque a los blanquiazules les vimos ayer meter al fin tres goles en un mismo partido, con un jovencísimo Antoñín de nuevo fundamental. Pero otra vez vimos lo blanda que resulta la defensa malaguista (no sólo en lo institucional), hasta situar al Elche con una desafiante renta de 1-3. Al final, tablas y amén. Para satisfacción de Víctor Sánchez del Amo, que no de las matemáticas que deben garantizar cuando acabe el curso la permanencia.

Los blanquillos tampoco tuvieron un feliz domingo. Cedieron en Badajoz su primera derrota de la temporada. Nada que objetar a un equipo que desde que aterrizara su nuevo propietario chino en la ciudad no ha dejado de repartir alegrías. En su último partido en casa ya batió récord de asistencia y festejó sus 13 partidos ligueros sin perder, a los que sumar los dos de la pasada campaña. Con Cubillo en el banquillo (que no se trata de una rima de la grada), nadie para al conjunto blanquillo. En el Nuevo Vivero se encontraron con un afortunado gol de los pacenses, nada más iniciarse la segunda mitad, con el que dejan de ser el único equipo del fútbol profesional español que permanecía invicto. En las grandes ligas sólo mantienen ese privilegio el campeón europeo, el Liverpool inglés, y la Juve italiana.

Precisamente fue baja este fin de semana Cristiano Ronaldo, en el triunfo a domicilio ante el Atalanta para el sólido líder de la Serie A. Para hambre de fútbol y de dianas, la que demuestran partido tras partido tanto el ariete luso como el barcelonista Leo Messi. Con sus estratosféricos números, e intensas trayectorias (el primero cumple en febrero 35 años, mientras que el argentino llegará en junio a los 33), qué clase de motivación los mantiene tan activos.

Dicen en sus respectivos entornos que el récord de goles de Pelé pesa mucho. El brasileño acumuló 779 tantos en 842 partidos oficiales. Apenas los superan los 805 del austriaco Josef Bican, que se retiró en 1956, el mismo año del debut del carioca. Para Cristiano, que acumula 706, y Messi, que está en 682, se encuentran a «tiro de piedra» las 709 dianas del hispano-húngaro Puskas. Y por delante ya sólo tendrían, antes de soñar con superar a Pelé, al tercer goleador histórico, el también brasileño Romario. Este último se quedó en 748. Son sólo cifras, pero de esas que quedan para los libros de historia de un deporte que reina sobre todos los demás.