Inmersa por salir del retraso social de principios del siglo XX con su población mayoritariamente dedicada a la agricultura y ganadería, Málaga la ciudad porteña del Sur de España por excelencia, comenzaba a aprovechar su privilegiada situación geográfica para potenciar el comercio a través de sus costas.

En lo intelectual, claves se antojaron la aparición de los periódicos locales «El Papelito» y «El Eco de Málaga» en 1900 y la manifestación estudiantil de 1901 donde se abogaba por una democracia y enseñanza libre. Ese mismo año se constituyó el Ateneo de Málaga, pero en cambio se nos fue nuestro querido compositor Eduardo Ocón. 1902 fue el año del inicio del reinado de Alfonso XIII y en 1903 se funda la Sociedad Málaga Foot-Ball Club.

En 1904, año que nos concierne, varios fueron los acontecimientos significativos que se produjeron en la ciudad, por una lado, el nacimiento de la filósofa María Zambrano, el día 25 de abril justo tres días antes de la primera visita real de don Alfonso XIII y como no, la celebración del primer partido de foot-ball de la historia en nuestra ciudad.

Y precisamente aquello sucedió el 3 de abril de 1904, en un día tan señalado como Domingo de Resurrección, improvisándose un terreno de juego dentro de la explanada situada en frente del Hospital Noble, y cerca de donde hoy en día se encuentra la fuente de las Tres Gracias, por lo que el lugar escogido era idílico. Para la ocasión se habilitaron nada más y nada menos que 3000 sillas que se abarrotaron por completo, no por la gran afición que existiese en aquellos momentos por este nuevo y «loco» sport, sino por la curiosidad que despertaba ver a 22 varones en paños menores correr tras un objeto ovalado elaborado a base de trapos viejos y recubierto de cuero hasta formar una perfecta circunferencia a la que llamaban «pelota»

Antonio Sánchez y de Vives que por aquel entonces presidía a la Sociedad Málaga Foot-Ball Club, fue el encargado de organizar el partido para el cual y tras llevar a cabo una serie de entrenamientos en la Plaza de Toros, seleccionó a los 22 más destacados de entre sus miembros, formando dos equipos con la idea de disputarse las once preciosas bandas de seda bordadas con las que se iba a acreditar al ganador.

Previamente se habían adquirido en Gibraltar las indumentarias con las que iban a formar cada equipo, por un lado estaban los de camiseta blanca y pantalón negro capitaneados por Leonardo Campuzano y por el otro los de camiseta a rayas con pantalón también negro liderados por Antonio López, una de las grandes figuras de aquel emergente deporte en Málaga. Los primeros once iniciales de la historia del futbol malagueño estuvieron formados por:

Blancos: Ricardo Groos, Manuel Campuzano, Wisman, Sánchez, Emilio Andersen, Carbón, Salvador Arias, Rodríguez, Leonardo Campuzano, Matías Arias y Federico Cañas.

Rayados: Eduardo Guille, Enrique García de Toledo, Eugenio Rosillo, Cañas, Castro, Rittwagen, Pepe Bernard, Bueno, Eduardo España Heredia, Manolo Arias y Antonio López.

Justo a las cinco en punto de la tarde y bajo las órdenes de Eulogio Vives, gran precursor del mundo del arbitraje en Málaga, se daría el kick off al partido bajo la atenta mirada de aquellos curiosos espectadores que en un principio no daban crédito al «bochornoso» espectáculo que estaban presenciando, con alguna que otra escena violenta durante la disputa y que causaría cierto estupor sobre todo en las nobles señoritas que andaban presenciando aquel tumultuoso espectáculo.

Fue una lucha sin cuartel aunque con algún que otro parón momentáneo para recuperar el aliento al sabor de un buen pitillo que hiciese más llevadera la hora y media que duraría el envite.

A voz en grito el Sr. Vives daría por concluido el partido con empate a un gol lo que satisfizo a unos y otros, para acabar recibiendo una estruendosa ovación por parte del respetable en honor al enorme despliegue de facultades físicas llevadas a cabo por aquellos mocetones corpulentos.

No obstante y para que alguien se hiciese acreedor del tentador premio de las once bandas, hubo de improvisarse un nuevo partido, y al domingo siguiente -10 de abril- en el mismo lugar y a la misma hora, nuevamente se darían cita ambos contendientes donde en esta ocasión la suerte corrió a cargo del equipo blanco liderado por Campuzano, venciendo por 2-0. Así es como nació el balompié en nuestra ciudad, en una cálida y maravillosa tarde primaveral a orillas del mediterráneo justo hace ya más de 115 años.