No sabemos qué pecados habrá cometido la doctora María del Mar Vázquez para ser nombrada gerente del Hospital Regional, al que todo el mundo sigue conociendo como el Carlos Haya. Fue un aviador franquista. El Regional. La mayor empresa empleadora de Málaga, 6.200 currelas. Muchos de ellos, sindicalistas. Todos mal pagados. Falta mucho personal. El Haya está obsoleto y descascarillado y algunas de sus dependencias producen, además de la dolencia por la que uno llegue allí, depresión cuando no ganas de darse al existencialismo. Vázquez, científica prestigiosa, ha de tener además entre sus retos el coraje de exigir, exigir de verdad y no como exigen las cosas los que solo quieren permanecer en el puesto, lo que la Junta ha prometido: que va a modernizar ese hospital. Que tiene un plan para él. Plan que ha anunciado a platillo y bombo y fanfarria. Hay que ampliar el Regional. Bueno, y el Clínico. Y otros. Ya saben que padecemos el peor ratio de camas por habitante de España, lo cual seguramente (habrá que elaborar ese posible titular) significa también el peor ratio de la UE. La Junta, por lo poco que ha hecho este año y lo poco que hicieron los otros en los últimos lustros, está en deuda sanitaria con Málaga. Así lo reconocía además el otro día el gerente del SAS en una rueda de prensa que dio en la ciudad. Esperemos que no le diga lo mismo a todas. Las provincias. Porque no en todas son tan acuciantes las necesidades. Al Regional le faltan 400 profesionales más por lo menos. Y urge, valga la redundancia, la culminación de la reforma de las Urgencias, obra que exaspera y hace dudar mucho de la efectividad del género humano incluso. Los sindicatos, y mi prima Mari Loli si hace falta (solo es necesario darse un garbeo) advierten de que el hospital así no aguanta ni diez años. Yo creo que ni cinco. Está a la orden del día que haya que desprogramar operaciones quirúrgicas por falta de medios y personal. Imperdonable. Pero comprensible, o sea, se comprende que si no le echan dinero a la Sanidad, la Sanidad no va a funcionar.

Confiemos en que se pondrán las pilas. Aunque solo sea porque saben que buena parte de la desafección electoral que sufrió el PSOE (ganador no obstante, de las elecciones) fue por la percepción de que los servicios públicos se deterioraban. Sobre todo la Sanidad. Algo de esperanza hay viendo los Presupuestos, pero más que nada por el hecho de que se hayan aceptado algunas enmiendas que engordan pelín el presupuesto para el SAS. Y se han añadido no porque crean en la sanidad pública. Por la presión que suponen las protestas de los sanitarios en la calle, que no han dejado de producirse. Mucha suerte, de corazón, a María del Mar Vázquez.