El fútbol crea ídolos a los que adorar... porque saben dar patadas a un balón. Son intocables, excepto por otros ídolos, para crear morbo, como confesaba descaradamente Piqué. Los insultos que pueden lanzarles los fanáticos les resbalan, porque en general sólo retratan a los desgraciados que los profieren.

Un grupo concienciado en el Rayo Vallecano hizo expulsar de su equipo a un jugador por ser peor que un racista o sexista, siendo un nazi confeso y muy activo, lo que incluye todo eso y es más peligroso, como es el caso de Zozulia. Pero ahora se monta un gran escándalo porque ese individuo vuelve a su campo jugando en otro equipo y ese grupo insiste en denunciarlo, lo que no sólo es un derecho, sino también un elemental deber ciudadano; aunque se emplee también expresiones desgraciadamente aún corrientes, como la de 'puto'. Así de claro.