Intervenir, la gran palabra de fin de año. No es lo mismo intervenir en algo que dejarlo intervenido. No es lo mismo «intervenir en» que «intervenir el o la». No es lo mismo intervenir en el desvío del presupuesto de la Junta de Andalucía desde el Gobierno central que intervenir el presupuesto y, por ende, dejar la Junta intervenida. Lo que ha hecho la ministra es intervenir según sus competencias advirtiendo con la aplicación de la ley que la cosa se sale del carril económico. Pero no ha dejado intervenida la parte del estado español que es Andalucía y su Junta. Ya hizo Montoro lo que ahora hace Montero. Pero, cuidado con ese destino político que cambia la o por la e en un apellido ministerial porque no es, ni mucho menos, irrelevante...

FLA

En 2003 Montoro, a la sazón ministro de Hacienda, les pidió a las autonomías, a todas, que se orientaran hacia el déficit cero en aras del objetivo de estabilidad presupuestaria. Trece años más tarde, Montoro envió la entonces famosa carta a sólo unas cuantas, Andalucía entre ellas, recordándoles que superando el déficit fijado no podrían financiarse en los mercados y, por ello, deberían recurrir al FLA, Fondo de Liquidación para las Autonomías que intenta reparar la falta de dinerito habitual de las autonomías, sobre todo cuando la cosa se queda corta, bajo el control, claro, del Gobierno central. Estas cosas no sólo pican mucho a los independentistas, a los que, por otro lado, les pica cualquier cosa, dicho sea de paso. Andalucía puso el grito partidista en el cielo, como está mandado en uno u otro lado, argumentando con los números en la mano que la cosa no se había desviado tanto y que, parafraseando a Aznar, Andalucía iba bien. Otras comunidades también se fajaron con el ministro andaluz que, como todo andaluz o andaluza que no era del PSOE-A por aquel entonces, casi no lo era mucho.

Billar

Lo que, sin embargo, no se recordaba en una carambola política como la actual, era que la misma consejera que, meses antes de unas elecciones generales, tiró de pólvora del rey para regar el voto a los suyos, la actual ministra de Hacienda en funciones, cumpliendo con su papel de montora Montero, sea ahora quien haya advertido de aquel desvío a la Junta donde por primera vez en casi 40 años no gobierna su partido; un desvío que en parte le pertenece. Pero el año se va con más carambolas y golpes a tres bandas en el tapete político. Porque mientras Susana Díaz no puede gritar demasiado a favor de los suyos, ya que lo haría contra sí misma como pretendiente al trono de San Telmo, tampoco Montero dice demasiado y cuando lo ha dicho ha sido casi sólo por tuit, esa manera indebida con la que Al Thani ha dirigido el Málaga hasta la derrota final o con la que el incomprensible Trump gobierna su país hasta la reelección presumida...

Tradición

También hay que poner en cuarentena la palabra tradición. No dejamos de titular que Sánchez ha roto la tradición de dar la cara tras el último consejo de ministros del año. Pero esa presunta tradición data del gobierno Zapatero. Poco largo lo fiamos para llamar tradición a cualquier cosa. Otra cosa es que nos dé juego la rueda de prensa de marras en días navideños donde todo va al ralentí, excepto la cosa independentista que no deja de pisar el acelerador sin soltar el embrague, llenándolo todo de ruido, humo y gasolina quemada. Hace tiempo que los políticos no respetan a los periodistas, aunque los más grave es el tiempo que hace que algunos periodistas no se respetan a sí mismos ni al periodismo. Lo que ni quita que la hemeroteca rebose de ataques al plasma de Rajoy en boca de Sánchez y que ahora un plasma sería algo, al menos, ante la no incomparecencia del mudo en funciones.

Año

Dándole vueltas al magín en este día grande de los verdiales, conviene no ser uno de los inocentes que hoy se recuerdan y atinar dónde han estado la mayoría de los problemas en este 2019 que pasado mañana se escapará de los calendarios. En pensar en nosotros y no en quienes nos sucederán. Si pensáramos en nuestros hijos y nietos de verdad trascenderíamos los inconvenientes a la hora de actuar con determinación contra el cambio climático, sin ir más lejos. Y ya sé que es fácil preguntarse, ya, ¿y quién empieza si, aunque yo lo haga el otro no lo hace y se aprovecha de mi doloroso ajuste para beneficiarse? Pero esa pregunta nos retrasaría una generación más. Como también conviene seguir creyendo que hay cuestiones de estado que están por encima de las siglas de los partidos. Un año más conviene, a todos, exigir que el calendario de vacunas sea el mismo en todo el país o que la Educación dependa de una ley consensuada o que la Justicia sea independiente y ningún independentista vincule la abogacía del Estado con el partido que gobierna en cada momento o que la noche de Reyes sí que es una tradición de la que merece la pena que todos seamos culpables. Y feliz Año Nuevo... Porque hoy es sábado