Enseñar a nadar sin saberlo

Los obispos españoles pretenden ahora alargar a dos o tres años sus cursillos prematrimoniales de 20 horas. Aparte de suprimir del último borrador, con refinado machismo, todo lo que pudiera insinuar una igualdad de la mujer, afirman que alargando tanto su adoctrinamiento evitarán las relaciones sexuales previas, la obsesión por el sexo y la masturbación.

Cualquier sexólogo o persona algo informada sabe que al alargar el noviazgo sucede exactamente lo contrario. Pero no se puede esperar otra cosa de quienes pretenden ser capaces de realizar el milagro de enseñar a nadar sin saberlo, con lo que provocan innumerables traumas sexuales que castran hasta a los hijos de esas parejas.

Menos mal que, como en los demás países donde hay libertad de expresión, la sociedad española va rechazando de forma acelerada, cifras cantan, a esos maestros Ciruela, que no saben leer y osan poner una escuela.

Diego Mas Mas. Málaga

La fuerza del otro

Serán conscientes los políticos que sostienen el actual Gobierno de su responsabilidad en no fallar. Viniera bien a sus señorías no perder de vista esta exigencia y el referente elevado del equilibrio social. Entiendo que no es hora ésta de tensar la cuerda, ni de añadir nuevas ideas sin hacer análisis y vaciado de aquellas que no han servido y hacen obstáculo, que es hora de aplicarse especial y discretamente en sumar fuerzas, las propias y de las del otro, de hacer de la debilidad virtud y, como Ghandi aprendió de Vinoba en la cárcel, de utilizar sabiamente esa fuerza del otro a tu favor para este proyecto (técnicas del ‘Wu wei’, explicadas para quien le interese por José Luis Parise; Youtube).

Momento, pues, de aplicarse con altura de miras, inteligencia y responsabilidad, para abrir vía a unas soluciones que parten de lo individual, sí, pero que se aplican y buscan también sumarse al desarrollo colectivo.

Gerardo Hernández Zorroza. Málaga