Sánchez ha confeccionado a regañadientes 'un equipo de rivales', sintetizado en el nombramiento de 21 ministros para neutralizar a Pablo Iglesias. El libro del mismo encabezamiento, 'Team of rivals', le sirvió a la Pulitzer estadounidense Doris Keans Goodwin para definir el gabinete de Lincoln y para inspirar la película de Spielberg con Daniel Day-Lewis. Sin embargo, la biografía citada se subtitula 'El genio político de Abraham Lincoln', y nadie se ha atrevido hasta ahora a atribuirle algo parecido a la genialidad al presidente del ejecutivo.

Sánchez ha sido menos audaz que Lincoln, que nombró a tres de sus rivales electorales para las carteras capitales de Exteriores, Hacienda y Justicia. El PSOE ha reservado a Podemos labores subsidiarias y sometidas a la fiscalización del hermano mayor socialista. El caso más flagrante es el ministerio de Trabajo Sin Seguridad Social de Yolanda Díaz. Es decir, los socialistas han formulado un equipo de rivales en contra de su voluntad. El mejor negociador político del siglo XX debería tranquilizarles. Se llamaba Lyndon B. Johnson y solo accedió a la presidencia por el magnicidio de Kennedy. Aquel gran manipulador de los votos parlamentarios operaba bajo un axioma tan eficaz como escatológico. «Es mejor tener a los enemigos dentro de la tienda meando fuera, que en el exterior meando dentro».

Sánchez podrá controlar a su principal adversario a la izquierda, mientras se garantiza su continuidad. Para ello, los ministros socialistas tienen la edad suficiente o la insignificancia probada para no obstaculizar el futuro político de su líder. Ningún Rubalcaba a la vista, ninguna sospecha de que se haya aplicado la máxima de Ben Bradlee al frente del Washington Post, al confesar que «yo no era el mejor, pero supe rodearme de los mejores y darles libertad». Ah, el conflictivo equipo de rivales permitió a Lincoln ganar la Guerra Civil, casi tan feroz como el conflicto catalán.