Fue allá por el año 1873 cuando Carlos Marx, en el Epílogo de la segunda edición de El Capital, señaló a propósito de Hegel, a quien consideraba su maestro, que apenas unas décadas después de su fallecimiento había sido reducido a «perro muerto», de forma idéntica a como Moisés Mendelssohn trataba al hispanojudío Benito Espinosa en el siglo XVIII, al que consideraba totalmente caído en el olvido. Rastreando en la Historia de la Filosofía, es fácil detectar que son muchos los filósofos para los que su fallecimiento supone esa condición tan nefasta.

Por desgracia, esta condición incluye a Gustavo Bueno, de cuyo obituario se cumplirán cuatro años el próximo 7 de agosto, y cuya figura, en lugar de disfrutar del prestigio del famoso «natalicio eterno» que señalaba Séneca, ha desaparecido en la práctica de nuestro día a día al igual que el sistema que él fundó, el materialismo filosófico. De nada sirven las apropiaciones interesadas que algunos supuestos seguidores suyos, conformistas hasta el punto de exhibirse como gentes «de izquierdas» (algo que hubiera denostado el propio Bueno) para poder ocupar alguna columna periodística o aparecer en televisiones de cuarta fila, están realizando. En el colmo del oportunismo, se ha llegado a vincular a Bueno, a partir de relaciones accidentales con alguno de sus dirigentes, con ciertos partidos políticos de nuevo cuño. Más allá de estos lamentables fenómenos, la realidad es que el nombre de Gustavo Bueno y su sistema, el materialismo filosófico, permanecen sepultados en el panteón familiar, por motivos que explicaremos a continuación.

La impresionante obra de Gustavo Bueno€ que resulta imposible encontrar unida

Bueno es autor de alrededor de cuarenta obras impresas, de miles de artículos académicos y de infinidad de conferencias y lecciones. Todo un legado monumental que sin embargo no se publicó de forma ordenada, sino que por diversas circunstancias se desparramó de forma dispersa, y así permanece todavía hoy, siendo buena parte de ella inencontrable: pese a haber publicado numerosas obras en editoriales de prestigio, especialmente en el período que abarca desde 1996, año de publicación de El mito de la cultura en Editorial Prensa Ibérica, hasta el año 2010, fecha de publicación de El fundamentalismo democrático en la editorial Temas de Hoy, estas ediciones, por el propio proceso de oferta y demanda, pronto fueron descatalogadas y se convirtieron a día de hoy en pasto de especuladores, que ofrecen a precios desorbitados los escasos ejemplares disponibles para su venta.

Sin duda la mayor ausencia que se detecta en la figura de Gustavo Bueno y del sistema que él fundó, el materialismo filosófico, reside en esa imposibilidad de disponer de su obra en cualquier biblioteca que se precie. Ya no solo clásicos como Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino o cualquier otro están al alcance del estudiante promedio o el ciudadano culto; incluso autores contemporáneos muy menores en calidad y en cantidad al propio Bueno disponen de su obra completa disponible para quien tenga el valor y el interés de leerla. El Padre Feijoo, que al igual que Gustavo Bueno sentó cátedra en la ciudad de Oviedo, tuvo la fortuna de disponer de un compañero suyo de la orden benedictina, Fray Martín Sarmiento, que se encargó de facilitar la publicación de su obra en volúmenes según la iba escribiendo, lo que permitió que el Teatro Crítico Universal (1726-1740) y las Cartas Eruditas (1742-1760) alcanzasen la increíble cifra para el siglo XVIII de 400.000 ejemplares de sus obras impresas. Sin embargo, en el caso de Gustavo Bueno, no existe, pese a todos los anuncios realizados, ningún proyecto ni a corto, medio ni largo plazo de la edición de sus Obras Completas; todo lo que podemos encontrar sobre él permanece desperdigado, parte por el ancho mundo virtual y parte por el laberíntico y usurario mundo de las librerías de viejo, sin orden ni concierto establecido.

Escasos, si no equivocados, cambios para difundir la gran obra de Bueno a grandes públicos

Si bien es cierto que el pasado año 2019 fue publicado por la Fundación que lleva el nombre del filósofo el Volumen 1 de las Obras Completas de Gustavo Bueno, España frente a Europa, tal hecho no pasa, pese a todos los anuncios y etiquetas, de ser una reedición de una obra suya, por otro lado decisiva para entender las Ideas de Nación, Estado e Imperio, en especial en el contexto tan actual de la Nación Española, hoy tan en boca de todo el mundo como hace veinte años. Basta cotejar la edición actual con el texto de la primera edición de 1999 para comprobar que esta reedición apenas incluye como novedades algunas curiosidades archivísticas o de bibliófilos, como algunas notas manuscritas del propio Bueno (tal es el caso del concepto de Nación histórica que aparecería definido en España no es un mito, en el año 2005). No existe un plan para publicar las obras completas del mayor filósofo en lengua española, con permiso del Padre Feijoo, y comprobar en el sitio web de la Fundación que lleva su nombre que ni siquiera se ha recopilado una bibliografía completa y exhaustiva de la obra de Bueno, es suficiente prueba al respecto.

Como el lector de este artículo comprenderá, es más que patente que someter la obra de Bueno a meros criterios coyunturales sobre la actualidad de ciertas publicaciones suyas, es algo sumamente pobre. Ni criterio cronológico, ni sistemático, ni de ordenación propia de los bloques temáticos que corresponden a cualquier sistema filosófico que se precie. Bueno, que tan meticuloso fue con la «manía de clasificar», vería su obra, en caso de estar vivo, sometida a algo tan elástico como la demanda editorial...

Pobre difusión de la obra de Bueno se pretende realizar así, cuando en lugar de alentar la unificación de sus textos, clasificados como el rigor conceptual del materialismo filosófico así lo exige, se alienta aún más su dispersión. No podrá considerarse que la obra de Bueno haya sido convenientemente difundida mientras no esté accesible en su totalidad y magnitud, en cualquier gran biblioteca que se precie, no en una librería online o con breves fragmentos en forma audiovisual.

Continuando una sinfonía inacabada

Una de las cuestiones más discutidas estos últimos años sobre la obra de Bueno, es si existen materiales manuscritos u obras inéditas pendientes de salir a la luz. Quienes conocemos la forma de trabajar de Bueno, por haber sido, en cierto modo, «testigos presenciales» de su exposición en forma de seminarios, sabemos que acostumbraba a escribir numerosas notas y correcciones sobre las mismas, susceptibles de añadirse o suprimirse diversos fragmentos en el momento último de su redacción. Digamos que Bueno no redactaba obras acabadas, pensando en que en un plazo indeterminado vieran la luz.

Seguramente por ello, allá por el año 2014, cuando cumplió 90 años, Bueno señaló que tenía numerosas anotaciones sobre diversos temas, especialmente los relativos a la inconclusa Teoría del Cierre Categorial, pero que ni él mismo entendía la letra. Existen, sí es cierto, muchos materiales inéditos en diversos soportes (vídeos, apuntes) con los que reconstruir partes troncales del sistema (aunque no pensados más que como borradores puntuales, muchos de ellos ilegibles), como la Gnoseología materialista, su Filosofía de la Ciencia. Pero obviamente esa tarea desborda por completo a quien se mantiene preso en cuestiones meramente coyunturales o de actualidad.

Una nueva revista filosófica:

«Metábasis»

Por lo tanto, se hacía necesario poner en marcha una iniciativa que recuperase y desarrollase buena parte del sistema del materialismo filosófico. Con este fin nación el 1 de septiembre de 2018, justo cuando Gustavo Bueno hubiese cumplido 94 años, Revista Metábasis, cuyos 4 números publicados en poco más de un año (con el número 5 próximo a publicarse) se encuentran disponibles en la web revistametabasis.com.

Con el término metábasis, que literalmente significa «más allá del género» y cuya vigencia se remonta a autores como Aristóteles, Quintiliano o el tan apreciado por Gustavo Bueno Edmund Husserl, se pretende recoger una idea presente en el materialismo filosófico: que las partes que constituyen nuestra realidad no se mantienen estáticas, sino que desbordan su origen conformando realidades nuevas. Si Gustavo Bueno, señalando a Platón y su principio de symploké, afirmó que ni todo se relaciona con todo ni nada se relaciona con nada, sino que existe una cierta relación entre las cosas, la propia Filosofía de tradición académica supone un desbordamiento de los diversos géneros (las categorías científicas y tecnológicas) que conforman las Ideas filosóficas más importantes: la Ciencia, la Política, la Moral, etc.

La propia idea de un sistema filosófico no es algo exento ni previo a los saberes tecnológicos o científicos, pues bebe de conceptos positivos como el sistema solar en Astronomía o los sistemas de ecuaciones en Matemáticas. Precisamente, continuando las propias ideas acuñadas por Gustavo Bueno, Revista Metábasis, que sigue los criterios de las revistas científicas para aprobar los artículos, ya ha abordado en su primer año de existencia las principales notas de la «sinfonía inacabada» que Bueno dejó como deber para sus seguidores: la involucración de las categorías científicas y la finalidad de los organismos vivientes, cuestiones clave para el desarrollo de la Gnoseología materialista, la Filosofía de la Ciencia que se contiene en la Teoría del Cierre Categorial.

Conclusión

En resumen, este sentido del desbordamiento del género o el ir «más allá de la serie» es el que anima a la flamante Revista Metábasis: el ir más allá de donde llegó Gustavo Bueno, convencidos de que el sistema del materialismo filosófico aún tiene mucho que ofrecer. Iniciada su andadura, Revista Metábasis pretende convertirse en un espacio interdisciplinar, que abarque multitud de disciplinas y puntos de vista. Autores de diversas partes del mundo, especialmente dentro del ámbito de la lengua española, en España, Estados Unidos, Argentina o México, forman parte de un elenco que pretende mantener viva la llama del sistema filosófico que Bueno fundó y que ya habla «más allá del arco de sus dientes», cuatro años después de su fallecimiento.