Tiene mucho mérito que hoy te hayas podido levantar temprano. Que hayas tenido la misma energía de otros lunes para empezar la semana. ¿No te has dado cuenta de que tenemos media España nevada por culpa de Gloria? La canción de Umberto Tozzi, no. ¡Qué dices! Me refiero a la borrasca. Hace lunes de bata y manta. Y de batamanta, también. ¿De verdad que no siente tu cuerpo que estamos en el lunes más deprimente del año?

Pues sí, hoy nos hemos levantado en pleno «Blue Monday». Ya sabes, en el día fijado por un tal Cliff Arnall, psicólogo que hace década y media se puso a hacer cuentas en base a los días que han transcurrido desde Navidad, lo pronto que olvidas los cambios que te habías propuesto para el año nuevo, la liquidez de tu bolsillo en plena cuesta de enero o el frío que en estas fechas suele reinar en nuestro hemisferio.

Agitó todo en la coctelera, le dio formato de sesuda fórmula matemática y la divulgó a través de la campaña publicitaria de una importante agencia de viajes. Es decir, contra este gélido y poco animado lunes, piensa en vacaciones. Y es entonces cuando rebuscas en tu móvil fotos de anteriores periodos estivales. Aquel paseo en piragua en Maro, de esos que actualmente organiza el actor y guía Miguel Joven, «Tito» en Verano Azul; el aperitivo posterior en la inigualable terraza del Parador de Nerja; la subida a pie hasta coronar La Maroma desde El Alcázar de Alcaucín; o ese torneo de vóley playa en La Cala de Mijas, donde casi te dejas media una uña del pie.

Pensar en el periodo estival sofoca. Pero a estas alturas del invierno ayuda casi como una buena taza de té. A este «lunes azul» se le puede combatir también a base de rooibos. O de garbanzos. ¿Cómo que no? Hace ahora cinco años, en unas jornadas gastronómicas sobre legumbres celebradas en la localidad de Arroyo de la Miel, expertos recordaban que el garbanzo posee el mismo amioácido que se emplea en farmacología para generar el popular antidepresivo Prozac. Es decir, si quieres ser feliz: «Más potajes de garbanzos y menos Prozac».

Hace lunes de «guiso de la abuela». Es día de batamanta, de solicitarle a Alexa, Siri o a Bixby que te ponga por el altavoz algo de Mecano. De que acierte y empiece a sonar el susurro de Ana Torroja. Que si hoy no te puedes levantar. Que si el fin de semana te dejó fatal. Que si toda la noche sin dormir, viendo la primera madrugada del Open de Australia por Eurosport.

Conforme suba algo la temperatura puede que te propongas subirte a la cinta de correr, por aquello de que el deporte libera las endorfinas y también puede ayudarte a llevar mejor tan apático día. Pero entonces te termina de machacar el mismo estribillo de antes. Los versos de los hermanos Cano, a modo de terapia. Que te duelen las piernas, te duelen los brazos; te duelen los ojos, te duelen las manos. Que si tu cabeza para reventar, con la resaca del champán: «Burbujas que suben y después se van».

Las letras de los 80 están sobrevaloradas. Pero hoy no me levanto, estoy que no ando. Hoy me quedo en casa, guardando la cama. Hay que ir al trabajo, no me da la gana.