El Parlament de Catalunya aprueba en sus presupuestos una subida salarial para sus diputados. JxCat, sorprendentemente, ha encontrado para ello el beneplácito de Ciudadanos y el Partido Popular. Bien considerado, el problema no reside en el dinero. Shakespeare escribió que «lo que un pródigo derrocha no hace sino cambiar de sitio, pero el que despilfarra la belleza, no haciendo uso de ella, la destruye».

Cierto. Son estas insultantes e indignas coincidencias las que destruyen la belleza de la política. Una belleza necesaria y anhelada, que, difícilmente, sierva de actos tan vergonzosos, pueda ya resurgir de sus cenizas.