No es un juego climático

Me da la impresión de que, con escasas excepciones, ni los medios ni los tertulianos han acogido con entusiasmo la declaración de emergencia climática de España. No han aplaudido, ni se han alegrado como cuando llegan los bomberos, ni han exigido aún más medios contra el fuego. La han ignorado clamorosamente. Como si esta declaración de emergencia no fuera una perentoria necesidad, sino un capricho para crear más empleos.

Como para deprimir al Gobierno si su ministra de Transición Ecológica no tuviera el convencimiento que tiene. Y no creo que sea por ignorancia. Seguro que han leído ‘El Planeta inhóspito’. Me temo lo peor, que es por presiones de los fabricantes de autos, los empresarios agrícolas y la gran industria que van a tener que descarbonizar a fondo, y que se resisten insensatos, caiga quien caiga, sin darse cuenta de que caeremos todos, ellos también, bailando la conga de la muerte con Trump a la cabeza.

La emergencia climática es nuestra emergencia, nuestro incendio definitivo que si no lo apagamos enseguida nos hará cenizas. El que sea invisible ya no puede ser disculpa. Tan convencidos como Greta debemos declararnos con el gobierno en emergencia y estar dispuestos a los muchos recortes climáticos que nos impondrán. Porque son la solución aunque sean molestísimos. No es un juego.

Pablo Osés AzconaFuengirola