'Las ideologías que destruyen a la humanidad'. por José Ramón Talero Islán

Nunca dejemos de lado la historia, la evocación de lo acontecido hará que no realicemos injusticias en el futuro. Hace unos días, bastantes jefes de Estado y líderes mundiales mostraron su adhesión con el pueblo judío en Yad Vashem, el memorial de la Shoah en la colina Herzl de Jerusalén conmemorando el 75 aniversario del Holocausto. El 27 de enero “Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto” se rememora la liberación por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau en 1945. La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó oficialmente esta fecha para que la Humanidad no olvide nunca esta locura, que por desgracia desde esa fecha, aún siguen aconteciendo en diferentes lugares de nuestro planeta. Los testigos y aún supervivientes de estas atrocidades contra la vida del ser humano recuerdan esas tris­tes experiencias vividas que no perdonan ni olvidan, pero insisten, no odian a los que realizaron estos crímenes execrables. La Unión Europea el 19 de septiembre de 2019, aprobó una resolución en la que condena de igual forma y oficialmente, sin ocultamientos al comunismo y nazismo «ambos regímenes cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones, y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad». Tengo el convencimiento firme de las personas comprometidas, que salvaguardan los derechos humanos y también la de otros seres vivos. Los halagadores de su espíritu, no están al corriente ni acarician los corazones de multitud de personas errantes, que precisan arrumacos en su alma porque su existencia ha sido sacudida fuertemente. Hay que someter el odio y la venganza en esta sociedad convulsa. Debemos hallar de nuevo la pureza como impulso de satisfacción, la protección para con todos. Buscar el sueño, la energía, el regocijo, la libertad y principalmente la quietud para compartirla con los demás. Si enseñáramos y recordáramos con insistencia a todos los ciudadanos del mundo, desde la escuela, aprenderían la lección y no habría más hechos como estos, ni otros que aparecen a diario y que contemplamos impávidos...