La Feria de Málaga tendrá este año ocho días y no diez, como el año pasado. Ya no saben como jodernos. Todo el año trabajando para librar durante la Feria, todo el año ahorrando para gastarnos lo que no tenemos en gambas y Cartojal y ahora van y la reducen. A saber qué va a ser lo próximo. Lo mismo se les ocurre prohibir ir en pelotas o verificar si las marcas de licores que se expenden son tal y no garrafón o dictan un bando instando a que todo lo que tiramos al suelo haríamos bien en tirarlo en el suelo de nuestra santa casa, vestidos de faralaes y cantando por soleares. Después de empatar con Vigo en la Liga de Ciudades con Luces Navideñas, luego de epatar al mundo con la gala de los Goya, después de quedar primeros en la Champion Meteorológica Española, con días de 23 grados en invierno, va y nos entra la pájara y reducimos la Feria, o sea, el despiporre céntrico o cortijero (de Torres), es decir, empequeñecemos esa burbuja que supone suspender el tiempo y las obligaciones. Habrá de nuevo que aprender a dosificar las fuerzas, ya casi acostumbrados al maratón de diez días. No todos los atletas valemos para las mismas distancias, corre uno el riesgo de confiarse y a fuer de trasegar tintorro y jamón y trasnochar caer rendido al quinto día, quedando aún tres jornadas por delante. Nuestros enemigos harán de nuestra decadencia ferial un argumento contra nosotros, ponderando por nuestros encimas la Feria de Abril, la de Almería, la de Jaén e incluso las de la vendimia septembrina en Oviedo o Logroño. Decaerá la expendeduría de caldos de la tierra, bajará la facturación por croquetas (dos días menos, señores), descenderá el empleo de camareros, montacasetas, relaciones públicas, guías turísticos, repartidores y comeciantes; hosteleros, taxistas, cocheros de caballo y hoteleros. Cronistas enferiados que critican la feria, carterisas, arrebatacapas, baristas o notarios. A ver qué hace uno dos días en pleno agosto, libre no como el viento, más bien como el ventarrón, tal vez una playa, un libro, un viaje, un puesta al día de la colección filatélica. Mirar nubes. Perpetrar el inicio de una novela, pasear por la inopia o viajar en automóvil al interior. Dos días menos de Feria. Dos días menos de instagrameo en la calle Larios, sufriendo y tal, aquí de Feria. No saben lo que hacen. Nos van a pregonar. Desde el día del pregón.