Para pocos y significados analistas políticos, tertulianos los llaman, para escribidores residenciados en los crecidos medios de la derecha y de la ultraderecha, para algún pendejo comentarista del tres al cuarto una vez que España no se rompe, que el Gobierno no dará pasos que no estén dentro de nuestra Constitución y de las leyes por las que nos gobernamos, que este Gobierno en sus primeros días, roces incluidos, funciona y lo hace bien, dirigen sus envenados dardos a Pedro Sánchez y al PSOE, mentor necesario de un gobierno de coalición que tiene por delante la apasionante aventura de gobernar España estos cuatro años, una vez deducido que habrá legislatura completa.

Pero no sólo le vienen las andanadas desde las filas de la derecha y la ultraderecha, sino desde dentro de su propio partido, con socialistas que hicieron la Transición y que le niegan la mayor, ahora, a Pedro Sánchez acusándole que se ha vendido a Podemos y a los independentistas. Más menos lo que dice Pablo Casado, cada vez más desnortado en su obligado ejercicio de ser oposición. Y lo que proclama con voz aguda en el desierto la señora Arrimadas y la creciente subida de tono y verborrea, mentiras incluidas, de quien comió en la mano de Esperanza Aguirre, primero y, después, de los dólares llegados desde la oposición iraní, o sea Santiago Abascal. Trigo sucio como Espinosa de los Monteros (también comió de los abrevaderos iraníes) y que con su queridísima, Monasterio, tenían tinglados urbanísticos y arquitectónicos que, cuando menos, levantan todo tipo de sospechas. Y ahí los tienes, a ambos dos como diría mi padre, viviendo las mieles de miles de ciudadanos que comulgan con ruedas de molino.

Pedro Sánchez, con esta oposición está feliz. Y si además se descubre que la nueva portavoz del gobierno, la andaluza María Jesús Montero, demuestra cada martes que sabe hacer los deberes, acallar bocazas y con media sonrisa sonreír el futuro, el suyo y el del Gobierno. Y si a ello se le suma que Unidas Podemos aprendió la lección de que en boca cerrada no entran moscas, haciendo bueno que las políticas sociales será el norte de este Gobierno, habrá que coincidir con quienes opinan que este Gobierno tiene suficientes mimbres para aguantar. Ministras como Yolanda Díaz merecen un respeto.

Les queda, eso sí, la refriega catalana. Pero cada día que pasa es más manifiesto que la independencia con la que sueñan no es más que la manta lanzada hace años por Artur Mas para tapar el 3 per cent, para ocultar la asquerosa actitud de los Pujol, desde el padre pasando por la gran maestreza, generala de campo Marta Ferrusola y su claro y rotundo mandato de forrarse a costa de lo que sea. Digo, pues, que la independencia pensada, en su origen, como cortina de humo y para tapar la mierda corrupta de algunos burgueses catalanes que se alienaron en el falaz mensaje de que España nos roba, vieron que iluminados trileros de la política (Torra versus Puigdemont)sembraron la discordia entre catalanes, hasta entonces bien avenidos y ufanos de su historia, de sus capacidades innatas para crear riqueza y, sobre todo, para saber convivir con quienes la independencia les sonaba más que raro. Los que sueñan, todavía, con la independencia, con sangre si fuera preciso, se han encontrado con un gobierno abierto al diálogo, a la negociación, a la búsqueda de sintonías pero jamás fuera de la Constitución. Mesa de diálogo con Torra, personaje de piñón fijo, ¿Qué le vamos a hacer?

Y esto es lo que tendrá que lidiar el Gobierno de Pedro Sánchez. De cómo acierte le será dado un lugar en la historia, por mucho que le pese a quienes dentro de su partido aún pretende ser los manijeros y guardianes de las esencias y no digamos, ya, de la oposición, con el trío de la bencina (Casado, Abascal y Arrimadas) siempre dados e echar más leña al fuego.

Cuando escribo estas líneas me congratulo, como muchos malagueños y andaluces, con la cuenta de resultados de Unicaja Banco. Su solidez es su marca más reconocida y su solvencia, en tiempos de dudas bancarias, más que acreditada. Unicaja Banco es mocita de buen querer y le rondan amores por todas partes.

Su presidente, Manuel Azuaga, objeto de numerosos requiebros, y su equipo han sabido hacer los deberes, moviendo fichas para soltar lastres no productivos y anunciando un plan estratégico para el futuro digital y, sobre todo, sin costes del personal en plantilla.

Unicaja Banco es entidad al alza con una hoja de ruta hasta el año 2022 que ya quisieran tener otras entidades bancarias. Y lo mejor de todo ello es que Unicaja Banco sigue creciendo, en silencio, sin alharacas tal cual es la personalidad de quien lo dirige. ¡A seguir así!