A los que amamos el surrealismo nos ha ocurrido una cosa surrealista: se nos ha muerto José Luis Cuerda, director de cine, autor de esa biblia surrealista, romántica e imperecedera que es 'Amanece que no es poco'. De una embolia. Maldita sea. La muerte casi nunca es oportuna, pero 72 años es pronto siempre para morirse, así, de repente, en una visita rutinaria al médico.

Cuerda rodó su última cinta, titulada 'Tiempo después' en 2018. Está considerada la continuación de Amanece, que ya para siempre quedará en nuestros adentros, «coño, el negro», «están los que unos días montan en bici y otro leen a Faulkner»; «Yo podía haber sido una leyenda, o una epopeya si nos juntamos varios»; «He pensado que a mí también me gustaría ser intelectual, no tengo nada que perder»; «Este año al tonto del pueblo lo elegís los hombres, que nosotras ya tenemos bastante con lo nuestro».

Amanece es una película para ver por enésima vez con unas cervezas ya en el cuerpo y rodeado de buenos amigos surrealistas.

Cuerda (Albacete, 1947) es conocido también por haber dirigido las adaptaciones de 'El bosque animado', 'La lengua de las mariposas' o 'Los girasoles ciegos'. Y descubrió a Amenábar. También se hizo tuitero. Tuitero, claro, surrealista, imprevisible, certero, apto para todos los públicos menos para tontos que se toman todo en serio o militan en la solemnidad. No se reía de nadie pero se reía del mundo. Sus tuits eran medicinales y se erigían florecientes en lo que a veces es un fétido muladar. Escribía también («escribir fue mi primera inclinación artística»), si es que redactar magníficos tuits y hacer películas no es también escribir en cierto modo, o sea, crear. Crear el mundo Cuerda. Para cuerdos admiradores.

«Nací y viví en Albacete hasta los quince años. Tres de ellos, muy lujuriosos, en los seminarios de Hellín y de la capital, después de iniciar el bachillerato en los escolapios, penal de la orden de la región valenciana, lleno de curas malos». Ese es el primer párrafo de su biografía oficial, bueno de una de las muchas biografías oficiales que tenía este hombre, al que seguramente le divertían más las biografías apócrifas, cachondas, imaginativas («me animaban mucho a militar en el PCE y a abandonar la carrera»). Un rebelde, o sea, «cómo no voy a ser antisistema. Lo soy por honradez, coño», le dijo hace unos años a El País. «No sé casi nada» fue uno de sus últimos tuits. Un gran hombre que, sí, se va ahora que anochece. Que no es poco.