Hace pocas semanas finalizaba la presente de edición de Puente hacia el Empleo, una iniciativa que busca facilitar la inserción laboral de las personas que, por sufrir distintas situaciones de exclusión, encuentran mayores dificultades para acceder al mercado de trabajo. Todo un reto nada fácil de lograr en el que nos embarcamos desde la Asociación Arrabal-AID con el respaldo de 'En Acción', la marca de Bankia que acompaña a los proyectos sociales relacionados con empleo, la formación o la vivienda, entre otros.

Una de las características que distinguen a esta propuesta de otros programas que fomentan la integración social es su articulación en función de las necesidades concretas de cada persona. Se suceden diferentes acciones digamos a la carta que se disponen para cada participante de acuerdo a sus prioridades en materia de empleo. Y es que no podemos obviar las cuestiones intrínsecas de cada caso que influyen en el éxito de nuestra intervención. Así, para abordar la empleabilidad de una familia monoparental solventamos antes cómo se realizaría el cuidado de los menores y, en otros casos, activamos la búsqueda de empleo de una persona sin hogar siempre que previamente disponemos de una solución habitacional que palíe su situación de calle.

Todos los elementos que rodean a cada persona y que de un modo u otro dificultan su inserción tanto social como laboral son tratados por el equipo de Puente hacia el Empleo, cuyo catálogo completo de intervención incluía distintas fases como entrevistas de detección de necesidades, sesiones individuales y grupales de orientación, formación en ocupaciones específicas para adecuar cada perfil profesional la demanda actual o una aproximación al tejido empresarial a través de experiencias de trabajo, visitas a centros de producción y prácticas profesionales.

Alrededor de 70 personas se han beneficiado de este proyecto en los tres meses que ha estado operativo, todas ellas con distintas situaciones de vulnerabilidad que luchan cada día por salir adelante y ganarse un futuro para sí mismas y sus familias. Mujeres y hombres que no son meros números en la estadística, tienen rostro y nombre como los de Jon, Carmen o Mohamed que dan lo mejor de sí mismas para dejar atrás un pasado de privación de libertad, prostitución, sinhogarismo o emergencia social y cada día se esfuerzan en demostrar que son personas con mucho que aportar a la sociedad, tremendamente comprometidas y que dan lo mejor de sí por ganarse una oportunidad.

Por suerte, Arrabal-AID y 'En Acción-Bankia' no están solas en esta causa. Y es que ofrecer una respuesta integral a las necesidades de las personas en situación de exclusión requiere la colaboración de instituciones públicas y privadas para tener un mayor impacto en la vida de la gente. Es justo resaltar aquí la colaboración de organismos dependientes del Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía o Instituciones Penitenciarias que tienen competencias en empleo. Así, destaca la coordinación con los Servicios Sociales, el Centro de Referencia para la Orientación del SAE o la Agrupación de Desarrollo Puerta Única, entre otros.

Sólo así, sumando esfuerzos, podremos seguir contando historias como las de Jon, quien ha encontrado unas prácticas con las que aprender un oficio; Amalia, que disfruta de su segundo contrato de refuerzo en la hostelería; o Mohamed que cuenta ya con un nivel alto de español que le permite optar a trabajos temporales.