En España cada vez tenemos menos nacimientos. Sólo en la última década han disminuido en un 30%, es más, en 2019 el saldo fue negativo, es decir, el número de nacimientos fue menor que el de fallecidos, lo que significa un problema en el recambio generacional muy grave. Por otro lado, cada vez postergamos más la llegada del primer hijo, lo que disminuye el numero de hijos por mujer, que en 2019 se centró en 1,26 hijos.

Sabemos que la edad de la mujer es el factor pronóstico más importante a la hora de buscar un embarazo. La probabilidad de gestación disminuye con los años y este descenso se acentúa sustancialmente después de los 38 años, siendo muy, muy difícil lograr un embarazo evolutivo después de los 43 años. Por otro lado, el porcentaje de mujeres que buscan la maternidad después de los 40 años aumenta año a año.

En esta problemática, los tratamientos de reproducción asistida juegan un papel importantísimo en disminuir el impacto de la edad e intentar revertir o apaciguar el mal pronostico reproductivo. Según el último registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) de 2017, en España se realizaron 140.941 ciclos de tratamientos de fecundación in vitro, logrando 33.640 recién nacidos, lo que supuso el 8.5% del total de niñas y niños nacidos en España durante el año 2017 y de estos nacimientos, mas de ocho mil niñas y niños nacieron gracias a la fecundación in vitro con donación de ovocitos y espermatozoides. Es decir, más de ocho mil familias lograron y cumplieron sus sueños gracias a la acción solidaria, empática, altruista y anónima de los y las donantes de gametos (ovocitos y espermatozoides).

El éxito de estos tratamientos se debe a muchos factores, como es la conciencia inmersa en la sociedad de lo que significa la donación de tejidos y órganos, que ha hecho a España líder mundial en donación. También ayuda una legislación en medicina reproductiva que asegura unos tratamientos con la máxima eficacia y eficiencia a nuestros pacientes, a pesar de que debe ser reformada acorde al desarrollo científico actual.

Pero, en los últimos días hemos escuchado voces de cambio a la legislación actual respecto a abolir el anonimato en las donaciones de gametos, que según la mayoría de los especialistas en medicina podrían hacer tambalear las posibilidades de lograr el sueño de la maternidad a miles de personas.

El Comité de Bioética de España ha emitido un informe al Ministerio solicitando una reforma a la Ley para que los niños nacidos fruto de una donación de ovocitos y espermatozoides puedan conocer la identidad de sus donantes apelando a un derecho del futuro niño a conocer sus orígenes y que supuestamente sería muy importante para completar el desarrollo de la identidad del individuo.

Frente a esto cada uno de nosotros puede y debe tener sus propias convicciones, principios y puntos de vista, totalmente válidos. Pero, no podemos dejar de comentar que la experiencia de otros países de nuestro entorno en los que se ha abolido el anonimato de las donaciones (Inglaterra, Portugal, entre otros), la medida ha significado una disminución drástica de las donaciones lo que ha repercutido en un significativo menor numero de tratamientos y de niños nacidos y un aumento sustancial del turismo reproductivo hacia países con leyes menos restrictivas, lo que genera desigualdades en el acceso de los pacientes a los tratamientos de reproducción asistida basados en su capacidad económica y no por factores meramente médicos.

Nuestra actual Ley asegura el derecho de los pacientes y del futuro niño a conocer y saber todos los antecedentes fenotípicos (raza, color de pelo, color de piel, color de ojos, estatura, etc), genéticos (pruebas de cariotipos, estudio de mutaciones genéticas), clínicos (pruebas serológicas, bioquímicas, entre otras), del donante salvo su identidad.

Sin ser psicólogo ni sociólogo y sin querer serlo, creo que la personalidad de un individuo se forja mas allá de la carga genética presente en sus células y menos aún creo, se necesita saber el nombre del donante que en forma empática y solidaria y con todo su derecho a la intimidad ayudó a unos padres a lograr el sueño de la maternidad, que con sacrificio y amor anhelaban mas allá de sus fuerzas. Dicen que todos nacemos buenos y que el entorno nos labra nuestra futura personalidad con sus valores y principios. El crecer en un ambiente lleno de amor, de empatía, de solidaridad, de sacrificio, de entrega, etc, creo que por descontado tiene que repercutir en la formación de una identidad sana en un individuo de bien.

En forma unánime la sociedad médica reproductiva cree que un cambio en la legislación respecto al anonimato en las donaciones será un retroceso en lo que se ha logrado. Es claro que no podemos cambiar algo que funciona bien y que ha traído tantas alegrías a tantos. Los centros de medicina reproductiva públicos y privados se esmeran permanentemente para hacer de esta medicina cada día mas humana, segura y eficiente y ayudar a hombres y mujeres con problemas de fertilidad, a mujeres que enfrentan la maternidad sin pareja y a parejas de lesbianas que sin la donación de gametos no podrán cumplir sus sueños.

También es cierto que las directrices que rigen una sociedad deben ser discutidas y decididas por todos sus estamentos y no solo por la opinión de un comité de ética o por unos cuantos políticos. Es necesario el debate con todos los implicados; pacientes y donantes, que deben ser los primeros consultados, adultos nacidos de estos tratamientos, sociedades científicas, políticos, etc. Solo después de esta discusión podremos sacar conclusiones justas, equilibradas, representativas y por el bien de toda la sociedad.