A vueltas con la eutanasia

Los que sois tan viejos como yo quizá recordéis que allá por el año 81 la derecha se opuso tenazmente a la ley del divorcio, y hasta amenazaba con abolirla cuando estuviera en su mano. Pero cuando estuvo en su mano, no sólo no la abolió, sino que muchos de esos opositores, verbi gratia Álvarez Cascos, se divorciaron una y otra vez de forma compulsiva. Igualmente recordaréis que la derecha también se opuso ferozmente a aquella ley moderada que regulaba el aborto, y prometía derogarla llegado el momento. Y llegado el momento, no sólo no la derogaron, sino que alguno de esos opositores (suponemos) debió de aprovechar los beneficios de la ley sustituyendo los clandestinos viajes a Londres por visitas a clínicas más próximas y accesibles. Asimismo, recordaréis (y esto, hasta los más jóvenes) que la derecha volvió a oponerse de forma enquistada a la ley que regulaba el matrimonio homosexual, y amenazaba con anularla cuando volviera al poder. Y volvió al poder y no sólo no la anularon, sino que hasta hemos oído a uno de sus líderes, Javier Maroto, hablar con total naturalidad de su marido, que Dios se lo conserve muchos años.

¿Qué os apostáis a que, cuando esté vigente la regulación de la eutanasia (mira que va a costar años, eh, desde los añejos tiempos del infeliz y añorado Ramón Sampedro) muchos de los que ahora la maldicen con argumentos bochornosos serán los primeros en ponerse a la cola para quitarse de en medio? ¿Va la apuesta?

Gregorio Galán Oliver. Málaga