Cierto es que la motivación por aprender es algo que solemos atribuir a la escuela, pero los entrenadores debemos ser educadores y saber qué estrategias podemos utilizar para despertar curiosidad y motivación por aprender.

Hay personas que son curiosos por naturaleza, se muestran espontáneos hacia lo nuevo, con capacidad de integrar y aceptar situaciones nuevas. Les llama la atención lo diferente, preguntan y se interesan por diferentes cosas. Sin embargo, el buen educador, debe conocer a su alumno e ilusionarlo con el aprendizaje.

Existen estudios que relacionan de manera positiva la curiosidad con la inteligencia, las buenas notas, el éxito, el desarrollo, la toma de decisiones, etc.

¿Cómo podemos generar curiosidad en los más jóvenes? Expondré algunas ideas que podrán trabajarse igualmente en contextos fuera del deporte.

Lo más importante es conectar con ellos, interesarse y promover a través del ejemplo del educador lo que significa realmente la curiosidad. Los entrenadores debemos conocer a las familias de nuestros jugadores, lo que les gusta hacer y no hacer fuera del deporte, sus asignaturas favoritas y las que sienten más dificultad, los tipos de amigos, sus gustos, etc. No me refiero a abrir una investigación a cada niño, ni controlarlos, simplemente usar el tiempo de manera eficaz para generar conexión, confianza y respeto. El contexto debe ser facilitador, dinámico y debemos estar atentos para interpretar cuándo es el mejor momento para despertar qué tipo de idea y de qué manera.

Durante los entrenamientos podemos exponer ideas sobre diferentes culturas en relación a la disciplina, la libertad, las ideas. Exponer diferentes puntos de vista y explicar diferencias entre las distintas épocas y el deporte. Las historias personales, experiencias contadas por amigos, comentarios sobre películas, series o videos€todo ayuda. Hoy en día, el deporte es un medio perfecto para generar aprendizaje y es posible tratar temas de todo tipo: adicciones, redes sociales, superaciones, accidentes, fracasos, lesiones, etc. Los informes Robinson, las películas o las autobiografías de deportistas ayudan a concienciar.

Como entrenadores es importante saber provocar de forma sana y educada para generar curiosidad y valentía. Es fundamental que tras las provocaciones no se juzgue al deportista, ni hacer preguntas incómodas en relación al progreso, ya que provocamos mucha ansiedad y suelen saltar a la defensiva. Son muchas las ocasiones en las que se debe dar tiempo y distancia para encontrar el aprendizaje que buscamos, o incluso debemos conformarnos con otros aprendizajes. No siempre encontramos lo que buscamos, pero debemos reforzar mucho el proceso, la valentía, la crítica, la reflexión y las dudas.

Los deportistas deben sentirse importantes, pero también deben respetar el contexto, a los entrenadores, las familias y sus propios compañeros. Es un error por parte de los entrenadores no otorgar el protagonismo a los jugadores, no enseñarles habilidades de liderazgo o no dejar que opinen, critiquen con respeto o aporten mejoras a los ejercicios o estrategias. Los entrenadores debemos escuchar mucho más.

El aprendizaje debe ser significativo, no solo en relación a la repetición o a la memoria. Debemos analizar bien los ejercicios, saber por qué y para qué los queremos hacer y buscarle un sentido más allá de lo memorístico y lo repetitivo. Significativo a nivel personal para ser mejor persona, más paciente, más constante, más seguro, con capacidad de cometer errores y solucionar problemas. En relación con los demás para mejorar la empatía, la generosidad, la ayuda y la comparativa. En definitiva debe suponer un paso hacia una madurez más completa.