Autoridades poco saludables

Un médico amigo me confío en Madrid el lunes 9 de marzo 2020 que ni el Gobierno central, ni el autonómico, ni el local, ni tampoco el Colegio de Médicos les había hecho llegar la menor información sobre el coronavirus. Que el pretendido teléfono de información sólo sirve para descartar la inmensa mayoría de las llamadas, con preguntas excluyentes como «¿Ha estado usted o un familiar recientemente en Italia?».

¿Es tolerable que el ciudadano de a pie, incluso poco culto, culto no, esté privado del elemental derecho humano a ser informado en tema tan grave para él y los demás? Habría dinero de sobra para ello si los sueldos de las autoridades fueran más razonables, pero, de los dos partidos que prometieron bajar sus sueldos, uno está en plena agonía y el otro, apenas llegado al poder, y sin reacción visible interna o externa, ha tenido el descaro de anular su promesa.

La ética me impide citar el nombre de mi confidente. Por ello debo dar el mío. Tengo dos títulos en demografía -la ciencia que estudia las epidemias- conseguidos en la Universidad de París (Sorbona), amén de varias licenciaturas y un doctorado en la misma Universidad, como puede comprobarse en internet, así como decenas de libros. Si mi nombre no le suena en esos temas quizá sea porque en últimos años muchos medios de difusión escrita, incluso hoy ya en manos extranjeras, han vetado mis artículos e incluso cartas; y porque tampoco apoyo sin reservas a ningún partido ni empresa. Nunca lo hice; menos aún hoy, que estoy bien jubilado.

Martín Sagrera. Málaga