TROUGH CHOICES, decisiones difíciles. Esta es la primera y más acertada definición de ESTRATEGIA. Todo el que ha estudiado estrategia empresarial sabe que este proceso de definir el horizonte o camino que debe adoptar una empresa conlleva tomar decisiones de especial dificultad. Y todo ello en unos momentos en los que la incertidumbre empresarial, la proliferación de una mayor cantidad de stakeholders en todo sector que se precie, las sensibles reducciones de márgenes que lo anterior conlleva y todo ello acompañado de una presión fiscal dramáticamente ascendente sugiere un panorama de cierta dificultad.

El sector financiero también es sensible a estos problemas. Bancos intervenidos, otros vendidos a saldo y una presión del regulador por adelgazar el sector con vistas a elevar la rentabilidad son algunos síntomas del problema. Y entre todo esto, Unicaja, cual águila imperial que ojea el horizonte, con su CET 1 en lo más alto, con un pay-out que se aproxima a niveles top y una ROE anunciada inscrescendo. Las decisiones de aquellos gestores con una política crediticia de prudencia acentuada, décadas después, traen causa de esta situación de estabilidad y solvencia.

Pese a lo anterior, el camino no ha sido fácil. Una salida a bolsa con las dificultades que entrañaba aquellos momentos. Un precio de salida en la banda baja y aun así hoy con una merma en la capitalización bursátil. Pese a ello, el devenir discurre con un estricto cumplimiento de su plan de negocio, un free-float reducido que impide que el precio de la acción descuente todo, lo bueno y lo malo, y una Fundación, principal accionista, sobre la que recae la presunción de control, y toda presunción admite prueba en contrario.

Bajo este panorama, podemos decir que la salud financiera de Unicaja se encuentra fuera de peligro, sin gripes, sin enfermedades extrañas, € con los resfriados que todo hijo de vecino tiene, pero expectante, como toda la economía mundial, al impacto del dichoso coronavirus. Unicaja se mantiene de forma más que razonable, con una volatilidad en el precio de la acción relativamente controlada, mejora sus cifras y cumple su política de dividendos, en unos momentos en los que cumplir, sencillamente es difícil. Si me permiten, extraordinariamente difícil.

Entonces, este movimiento de fusiones y absorciones, ¿se terminará produciendo? Sabemos de las presiones y recomendaciones de los reguladores que, dejando al consumidor a un lado, abogan por reducir la oferta para elevar la rentabilidad. Si todos los sectores tuvieran esta suerte, ¿verdad? Pero, esto es harina de otro costal, entre tanto, ¿qué dicen los accionistas de Unicaja? ¿Estamos en condiciones de afirmar con robustez estadística que esta fusión y por ende la desaparición del control, en caso de existir un socio de mayor tamaño, va a traer consigo mayores beneficios para el accionista? Sólo la sostenibilidad en el valor de la acción explicaría un movimiento así. Pero para dar paso a ello, también se debe demostrar la no sostenibilidad de la situación actual. Sea como fuere, una absorción pudiera conllevar otros riesgos intrínsecos.

Por citar alguno, esta combinación de negocios podría provocar un caprichoso e incierto efecto sobre la capitalización. Los expertos en M&A sabrán que, a partir de ese momento como decía el Sensei 'malo' de Karate Kid, se abre la veda y, por tanto, pudiera comenzar un proceso de desafectación moral y económica hacia la institución, una pérdida de identidad, en definitiva, un camino de difícil retorno. El principal activo de Andalucía, una de sus entidades de mayor tamaño, santo y seña de nuestra región, ya no nos pertenece. Sólo la ausencia de asimetría en la información del proceso pudiera frenar o eliminar este posible efecto. Mientras tanto, parece razonable que Unicaja continúe reforzando su ROE, adelgace su estructura de gastos y mejore su posición ante un más que previsible futuro canje. Aunque prever algo en estos momentos de crisis mundial por el coronavirus no es más que una utopía.

Unicaja es una entidad saneada, con recorrido y con algo que no poseen muchas otras entidades financieras: una total identidad y arraigo con su tierra. Este Goodwill incalculable y que con toda seguridad no se descuenta en el precio de la acción está implícito en todos los ciudadanos de esta región, con o sin cuenta bancaria, y cuyo valor se puede hacer notar en cualquier momento, por ejemplo, cuando toque achuchar.

Y entre tanto, su Fundación, ellos reparten magistralmente, dan y conceden aquello de lo que disponen, llegando hasta donde pueden y acercando a nuestra tierra arte y cultura. Están por todos sitios. No nos viene mal. Bien hecho. Ahora, su reciente decisión de permanecer como socio de referencia le otorga un papel protagonista en los designios de la entidad.

Andalucía necesita un partner de referencia que auspicie, financie y se involucre, aún más, en los grandes proyectos de nuestra región. La entidad debe participar en el tejido empresarial andaluz, todavía más si cabe. Andalucía es un enclave único. Aquí contamos con el astro rey y eso de por sí genera riqueza. Existe tráfico societario, una grandísima industria turística con un potentísimo sector servicios, pero además hay actitud y aptitud. Una tierra rica con una potencialidad extraordinaria. Banco y Tierra, Tierra y Banco se necesitan.

Las finanzas sostenibles son el futuro, ésta es la verdadera estrategia. Rentabilidad, dividendo, pero también supervivencia trae causa de la sostenibilidad en las decisiones financieras, y Unicaja sabe mucho de esto. Sólo hay que mirar cómo han terminado otras entidades financieras hermanas por una visión cortoplacista que a la postre ha resultado demoledora para sus intereses. Ahora bien, el camino de la sostenibilidad, la corrección de esta miopía financiera se consigue, ¿con o sin la fusión?

Mientras se dirime esto, señores directivos que os quiten lo 'bailao'. Vamos a por otros 30 años con o sin fusión. Andalucía y su tejido empresarial lo merecen. Ahora, ¡eso sí! ¡Señores del parquet! Unicaja es patrimonio histórico de Andalucía. Sin una aplastante justificación, Unicaja no debe alterar su hoja de ruta. Y llegados a este momento, debo reconocer que redacté este artículo unos días antes de toda la avalancha causada por el coronavirus por lo que, como todo hace indicar, tendremos que observar la situación postcoronavirus ya que existirán otras cuestiones en el sistema financiero de mayor urgencia. Deseo redactar muy pronto la 2ª parte centrándome en los pros y contras de cualquier movimiento corporativo de la institución, esto será una señal inequívoca de que los problemas financieros que se avecinan estarán superados.