Con esto del encierro, Teledeporte tira de archivo y nos está regalando algunas joyas como el del pasado viernes reponiendo el España - URSS del europeo del 83. Tengo que reconocer que no había visto este partido. Por aquel entonces yo tenía 9 añitos y, supongo, estaba más pendiente de no perderme Barrio Sésamo para ver al Monstruo de las galletas y al conde Draco.

La curiosidad hizo no que no me resistiera a ver el partido, eso sí, el sábado por la mañana. Todo es sorprendente. No olvidemos que hace casi 40 años de ese partido.

Lo primero que llama la atención es la retransmisión, puesto que apenas hay datos estadísticos, el marcador no está siempre reflejado o casi no hay repeticiones. También el hecho de que no haya línea de 3 o la forma de botella de la zona. Pero, no os voy a engañar, estos detalles no me sorprenden tanto porque pocos años después me enganché al deporte y veía todos los partidos que daba la televisión.

Sí me trajo un grato recuerdo ver a todos los jugadores con las Adidas Top Ten. Los que sois de mi generación sabéis que tener esas zapatillas era un lujo al alcance de muy pocos pero éramos todos los que soñábamos con tenerlas. Las pintas de los jugadores eran letales con esos pantaloncillos, las camisetas ajustadas y las calcetas altas con esas franjas de colores. Al ver a los jugadores así vestidos me surgió una pregunta: ¿yo también iba así cuando jugaba? Pues sí, Francis, aunque no te lo quieras creer, tú también ibas vestido de esa guisa en aquel momento.

El juego también sorprende. Los espacios: apenas se utilizan las esquinas; los postes bajos siempre ocupados por los 2 pívots, que solo lo abandonaban para subir al poste alto cuando atacaban contra zona. El juego: menos físico, más lento, menos explosivo. La táctica: no hay pick and roll; se intenta acercar el balón al aro, lo cual tiene su lógica puesto que vale lo mismo una canasta debajo del aro que si anotas a 6 metros.

La reglas: muchas infracciones de 3 segundos debido a que los pívots juegan muy cerca del aro; se saca de banda sin necesidad de que el balón lo toque el árbitro (como ahora en minibásket); las faltas de tiro te dan derecho a un tercer tiro libre si fallas uno de los 2 primeros que lanzas. La defensa: no se presiona en el 1x1, se flota permitiendo tirar o manejar el balón; se usan mucho tiempo distintas defensas zonales. Los entrenadores: no usan pizarra en los tiempos muertos; se meten casi en el banquillo del equipo contrario para protestar alguna decisión arbitral; las rotaciones que usan marcan claramente que hay titulares y suplentes. En el caso de España está mucho más marcado que juegan siempre los mismos 5 jugadores y que solo se producen cambios si algún jugador es eliminado por 5 faltas. Es curioso que los entrenadores no sustituyen a un jugador cuando comete la segunda falta en los primeros 10 minutos. O si comete la tercera falta antes del descanso. Fernando Martín, por ejemplo, es sustituido cuando queda un minuto para el descanso y comete la cuarta falta. O Corbalán, que no se sienta ni cuando comete esa cuarta falta y solo va al banquillo cuando es eliminado.

Todos estos detalles que me llamaron la atención te demuestran lo que ha evolucionado el baloncesto en estos casi 40 años. Ahora el juego es más agresivo, más físico, más rápido. Y, como el juego, han evolucionado los jugadores. Pero esto no evitó que me quedara boquiabierto viendo jugar a Sibilio con esa clase que tenía, o anotar desde todos sitios a Epi, o dirigir a su equipo y manejar el partido a Corbalán, o luchar compitiendo con la inteligencia contra jugadores más grandes y fuertes que él a Fernando Martín. Y, cuando acabó el partido, me vino el convencimiento de que estos jugadores eran tan buenos que estoy seguro de que podrían jugar en el baloncesto de hoy porque serían capaces de adaptarse a él.

Tengo que terminar dando las gracias a Teledeporte por el fabuloso regalo, deseando que no sea el último, reposición que ha valido para escribir este artículo que espero sirva para que quien lo lea piense 5 minutos en algo diferente a esta mierda que estamos viviendo. Y, por supuesto, ¡¡mucho ánimo a todos!!