Los profetas son a veces inaguantables, pero sabiendo distinguir al visionario del cantamañanas resultan útiles. Nada que ver con los profetas retrospectivos, esos que una vez que han sucedido los hechos descubren que estaba muy claro que iban a suceder. Cuando se produce una catástrofe de cualquier clase la galaxia mediática se puebla de este tipo de profetas en tiempo pasado, como esas nubes de mosquitos que surgen en determinadas condiciones de calor y humedad. Ocurre cosa parecida con los enjambres de buscadores de culpas, que, como los mineros en tiempos de la fiebre del oro, se empujan en la carrera hacia los nuevos yacimientos. Quienes, cuando llegue la hora, emprendan la necesaria tarea retrospectiva de analizar los hechos, localizar errores e identificar responsables deberán ir provistos de mosquiteras para poder hacer su trabajo sin ser acribillados a picaduras.