Millonarios americanos y el Covid-19

Los millonarios americanos exigen que la gente vuelva a trabajar aunque muchos mueran. Saben que el trabajo es lo único que produce riqueza, ya lo decía Adam Smith, en su Riqueza de las naciones, y ellos quieren que se trabaje porque se apoderan del 90% de la riqueza producida, siendo sólo el 5% de la población. La especulación financiera y el casino de la bolsa lo único que hacen es apropiarse de la riqueza que produce el trabajo. Por eso el capitalismo siempre combatió la huelga y cualquier movimiento sindical o social que defendiera los derechos y dignidad de los trabajadores. Su objetivo, mediante, la especulación, el abuso y la explotación es conseguir mantener o aumentar la tasa de acumulación. Esta tasa fue máxima en el siglo XIX y donde mejor se percibe es la Inglaterra de la Revolución Industrial. Desde los comienzos de la revolución hasta 1835 no se legisló para que los niños de ocho años no trabajaran más de 48 horas semanales. Tuvieron 70 años para pensárselo. Y esto sólo es una muestra. Jornadas de 15 horas para hombres y mujeres, en condiciones inhumanas, sin sanidad, escuela, baja laboral o seguro de vejez. La burguesía victoriana, un 5% de la población, no sentía ningún rubor ni tenía ningún remordimiento por esa situación. Se cumplía ampliamente la llamada situación de la mesa rebosante: sólo cuando la mesa de los ricos se desbordaba, los pobres podían coger las migajas que caían. Eso sí, el movimiento obrero en forma de manifestaciones, formación de sindicatos y huelgas fue cruel y duramente reprimido, incluso empleando el ejército, para que la situación no cambiara. Igual en toda Europa.

Desde Egipto, pasando por Roma, la Edad Media, hasta la actualidad, el poder industrial-financiero ha utilizado al pueblo para dos cosas: explotación de su trabajo y carne de cañón para sus guerras, que daba «salida», a sus industrias. Es tan evidente que no se ve.

Cuenta B. Russell que una «distinguida» dama inglesa, cuando alguien le comentó que los obreros habían logrado algunos días de fiesta, dijo: ¿y los obreros para qué quieren fiesta?, lo que tienen que hacer es trabajar. Los millonarios americanos, 150 años después, no han cambiado de opinión. Los de aquí, tampoco. Y ahora, en tiempos difíciles, colectivos y personas muestran su verdadera cara. Psicopatía social en estado puro.

Mateo Clemente AndradeMálaga