Bueno, parece que el confinamiento se relaja un poco. Si ya el fin de semana pasado nos dejaban salir a pasear con los más jóvenes de casa, este fin de semana ya podemos salir a hacer deporte o a pasear con quien convivimos. El ser humano suele ser bastante bruto así que, si ya intentábamos hacer un poquito de trampa cuando no nos dejaban salir, ahora que tenemos un semipermiso nos tiramos a la calle. Pero literal, sin miedo ninguno. ¿Tenemos permiso para hacer deporte? Pues a hacer deporte. Lo que haga falta por salir de casa. ¿Qué no he hecho deporte en mi vida? Bueno, pues éste es un buen momento para empezar. Y allá que salgo estrenando el chándal y con los castellanos puestos... «Es que no me llegaron las zapatillas nuevas. Cosa del repartidor»... Y empiezo a dar vueltas a la manzana como si no hubiera un mañana. O saco la bici que me regalaron y que tenía colgada en el trastero porque la he usado cuatro veces. Tiene las ruedas desinfladas de no usarla en 10 años pero ¿qué más da? No me quiero ni imaginar cuando abran los bares. La que vamos a liar. ¡Eso va a ser letal!

Me gustaría estar equivocado. De hecho, espero estarlo. O soy yo que soy muy negativo a veces. Pero es como sintiéramos que esto está acabando, que pronto vendrá la normalidad, que poco a poco nos van a ir quitando las limitaciones con las que hemos vivido estos dos meses, que nuestra vida volverá a ser la de antes. Y, sinceramente, llegará el día en que esto sea así, pero hasta entonces nos queda un largo camino todavía. Que el bicho este sigue estando ahí, que aunque se muere menos gente todavía se mueren 300 personas todos los días. Sí, 300. Y sí, cada día. También es cierto que la situación en los hospitales está más controlada o que se ha cerrado IFEMA en Madrid, pero debemos tener claro que un repunte en número de contagios podría ser criminal en estos momentos.

No podemos relajarnos. Debemos tener presente que el final de esto llegará cuando se encuentre la vacuna y hasta ese día tenemos que mantenernos alerta. Sin miedo, por supuesto, pero sí con responsabilidad y sin asumir más riesgos de los necesarios. Prepararnos para un nueva forma de relacionarnos sin besos, sin abrazos, sin saludos donde cobrará una importancia brutal la palabra. Sí, ahora que no podrás demostrar físicamente el cariño a los que más quieres pronunciar «te quiero» adquiere una especial importancia. Y cuidar de nuestros mayores. Ellos son los que más están sufriendo en esta pandemia y ellos son los que más necesitan saber lo mucho que se les quiere.

Nos queda una larga temporada de distancia social, de colas para entrar en comercios, de mamparas en las mesas de los restaurantes, de no asistir a un concierto o a un evento deportivo. Debemos acostumbrarnos a ver deporte con las gradas vacías, no poder viajar, escuchar a tus músicos favoritos tocando desde casa, ver a tus amigos a través de reuniones virtuales...

Nuestra responsabilidad será la que haga que llegue antes el momento de ir a un estadio a ver a tu equipo, de ir a un concierto o de tomarte unas gambitas con tus colegas. Y mientras eso llega no está de más darte cuenta del valor que tienen las pequeñas cosas, de lo importante que es tu pareja con la que convives cada día, ahora 24 horas, o lo mucho que necesitas a tus padres o tus amigos. Y sin ninguna duda, espero que todos nos demos cuenta de la importancia que tiene en nuestra sociedad tener una sanidad muy fuerte, joder, y potenciemos a nuestros científicos que en sus manos está salvarnos el culo ahora.

Echar de menos la compañía, no poder echar una cerveza con tus colegas, no ver a tus padres... Todo esto nos tiene que servir para que, cuando llegue el día de la vacuna, seamos capaces de disfrutar a tope de esas cosas de las que ahora no podemos disponer. Mientras llegue ese día, lo único que está en nuestras manos es ser lo más responsables posibles quedándonos en casa estos dos meses hasta el final de la desescalada y manteniendo la calma para salir a la calle con el control necesario. Demos una lección de unión, civismo y generosidad a esos que no paran de pelear por el poder, que no entienden que en esto no hay colores y que necesitas a todos porque unidos somos más fuertes.